De acuerdo con los especialistas, el jurado dejó fuera a América Latina pues solo puede hablarse de la representación de la región si se tienen en cuenta las producciones hechas en conjunto con otras personas, empresas o países.
Partiendo de este planteamiento, la única que logró ‘colarse’ en la distinguida lista de 24 películas en competencia fue la cinta tailandesa Memoria, que suma al colombiano Juan Pablo Urrego y al hispano-mexicano Daniel Giménez-Cacho entre sus protagonistas.
Fuera de ese ‘detalle’, el país anfitrión es el mejor representado con siete cintas, seguido por Estados Unidos que compite con tres títulos y otras candidatas europeas.
La casa productora mexicana Piano es la primera de su tipo en llegar a Cannes por la coproducción del filme Annette, del cineasta francés Léos Carax, que inaugurará la cita cinematográfica y Bergman Island, de la francesa Mia Hansen-Løve.
Por su parte, la ópera prima Freda, de la realizadora haitiana Gessica Généus, integra la selección oficial en el apartado Una cierta mirada y fue la única representante de las Antillas en la selecta corte del séptimo arte.
Extendiendo la búsqueda de América Latina, esa categoría posee dos representantes de la nación azteca dentro de las 18 propuestas: Noche de Fuego y La Civil, que ostenta la colaboración del laureado Michel Franco.
Por su parte, Sesiones Especiales muestra la película O Marinheiro Das Mountanhas, del brasileño Karim Ainouz, y The year of the everlasting storm, una obra de cinco países en la que participa la chilena Dominga Sotomayor.
Lo visto responde a una práctica habitual pues, ya en 2020, el certamen suspendido por la Covid-19 no contempló ninguna candidata de América Latina en su selección de 56 obras.
Estados Unidos mantiene una posición hegemónica en la industria cinematográfica, seguido por Europa, con la cual no compiten las producciones latinoamericanas, sobre todo en términos de presupuestos.
La historia evidencia que, aún con esas limitaciones, los realizadores de este lado del mundo tienen novedosas narraciones para llevar a la pantalla, con una fuerte carga política y social, y capaz de impresionar en términos visuales.
Sin embargo, los críticos aseguran que estos parámetros parecen no influir demasiado para la selección de los competidores en los prestigiosos certámenes cinematográficos del mundo, pues la historia se repite en muchos de ellos.
La lista de laureados en Cannes solo registra tres latinos: el mexicano Emilio Fernández por Candelaria (1943), el español naturalizado mexicano Luis Buñuel por Viridiana (1961) y el brasileño Anselmo Duarte por El pagador de promesas (1962).
Habrá que ver quiénes resultan ganadores en la contienda 74 por la Palma de Oro y si, pese a las exigua presencia, los latinos logran llevar a casa alguna cosecha.
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