Casi un millón de personas en la ciudad de Hasakeh y las comunidades a su alrededor están sin agua porque fue interrumpido por vigesimoquinta vez el funcionamiento de la planta Alouk, ubicada en la localidad de Ras al-Ain, dominada por militares turcos y extremistas afines, denunció la Cancillería en un comunicado.
Agregó que Ankara redujo el caudal del río Éufrates y la cantidad de líquido que llega a Siria es muy por debajo a lo estipulado en el acuerdo firmado entre los dos países y depositado en la Secretaría General de las Naciones Unidas.
El texto denuncia, además, que los extremistas que operan bajo mando y asesoramiento de las tropas turcas en el norte sirio atacan la red eléctrica que alimenta la instalación en una acción intencionado de sabotaje.
Eso constituye una política inmoral y un crimen de guerra y de lesa humanidad, violatoria de todas las convenciones internacionales, remarcó.
La Cancillería siria explicó que planteó esta cuestión en diversos foros internacionales, sin embargo, Ankara se negó a escuchar la voz de la razón y la sabiduría diplomática, y persiste, según las denuncias de Damasco, en su política miope que perjudica gravemente las relaciones de buena vecindad.
El río Éufrates nace en Turquía, fluye hacia Siria y sigue a Iraq, para luego desembocar en el golfo Pérsico.
El acuerdo firmado en 1987 estipula que Ankara permitirá el paso de al menos 500 metros cúbicos de agua por segundo, el 58 por ciento de la cual deja Siria para Iraq en virtud de un acuerdo bilateral entre Damasco y Bagdad firmado en 1989.
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