No se sabe a ciencia cierta cuándo surgió la simpatía del intelectual por el dirigente revolucionario; sin embargo, el ensayista Ciro Bianchi supone que esta pudo originarse desde la presencia de Fidel en la Sierra Maestra, durante la década de 1950.
La primera vez que ambos coincidieron fue en el concurso internacional de pesca de la aguja, el domingo 15 de mayo de 1960, cuando Hemingway salió a la mar en su yate Pilar y el líder de la nación caribeña, acompañado del médico argentino Ernesto Che Guevara, lo hizo en el yate Cristal.
‘Al concluir el día ambos se reunieron en el muelle. Se desconoce si alguna vez lo visitó en Finca Vigía, pero algunos manifiestan el interés del intelectual por comentarle cuestiones de la política americana que él debía tener presente’, indicó Bianchi en exclusiva a Prensa Latina.
La célebre novela ‘Por quién doblan las campanas’, publicada en 1940, constituye su primer vínculo con la Revolución Cubana. En 1975, durante una conversación entre Fidel Castro y los estadounidenses Kirby Jones y Frank Mankiewicz, devenida posteriormente en el libro ‘With Fidel: a portraitof Castro and Cuba’, el abogado y político aseguró:
‘De los autores norteamericanos, Hemingway es uno de mis favoritos (…) Conocía sus obras desde antes de la Revolución (…) hablaba de la retaguardia de un grupo guerrillero que luchaba contra un ejército convencional (…) Esa novela fue una de las obras que me ayudó a elaborar tácticas para luchar contra el ejército de Batista’.
Un Nobel para los cubanos
En 1954, cuando recibió el Premio Nobel de Literatura expresó Hemingway: ‘Este es un premio que pertenece a Cuba porque mi obra fue pensada y creada en Cuba, con mi gente de Cojímar, de donde soy ciudadano. A través de todas las traducciones está presente esta patria adoptiva donde tengo mis libros y mi casa’.
Bianchi recordó que durante el regreso del escritor a la isla en 1959 un periodista lo interrogó sobre la frialdad de Estados Unidos hacia la nación caribeña. Además de reconocer que deploraba esa situación, el novelista respondió que, tras 20 años de residencia en el país, se consideraba un verdadero cubano.
‘Agarra entonces la bandera del archipiélago antillano y la besa. Los fotógrafos que no tienen tiempo de captar el gesto le piden que lo repita, entonces el intelectual riposta con una sonrisa: dije que era cubano, no un actor. Incluso, ofrendó la medalla del Nobel a la Virgen de la Caridad, Patrona de la mayor de las Antillas’, explicó Bianchi.
El 13 de agosto de 1956, en el salón de fiestas de la Cervecería Hatuey, el novelista entregó esa medalla a los invitados.
Si bien más de 20 instituciones culturales de ese entonces participaron en la celebración, Hemingway sentó en la presidencia a sus amigos pescadores de Cojímar, por considerarlos ‘la mejor gente de Cuba’.
Muchos consideran que, al marcharse de la isla en 1960, el autor norteamericano no pudo olvidar sus olores, sabores, rutinas y paisajes.
Ese mismo año, hospitalizado en una clínica de Estados Unidos y, como sentencia de despedida, declaró a periodistas que lo abordaron: ‘la gente de honor creemos en la Revolución cubana’.
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