En un trayecto de 144,9 kilómetros entre Cluses y Tignes, esta última comuna situada a dos mil 107 metros sobre el nivel del mar, el campeón defensor de la Grande Boucle pudiera perfilar en la aún joven competencia su triunfo, lo cual representaría una hazaña a sus apenas 22 años.
Pogacar, quien sorprendió al mundo del ciclismo el año pasado con su victoria en el Tour, logró ayer en la llegada a los Alpes el maillot amarillo con una soberbia actuación, un golpe de autoridad que lo ratificó como el gran favorito a la corona.
La novena etapa representa una de las decisivas del clásico de 21 tramos y más de tres mil 400 kilómetros de recorrido hasta los Campos Elíseos parisinos, al contar con un impresionante ritmo de ascensos y descensos en cinco puertos de montaña, tres de ellos de extrema complejidad.
El pelotón de 177 pedalistas, de los 184 que arrancaron el 26 de junio en Brest, encontrará a la altura del kilómetro 50 de pedaleo el Col de Saisies (mil 650 metros sobre el nivel del mar), sin reponerse lidiarán con la cota de categoría especial Col du Pré (mil 748) y ya cerca de la meta con el majestuoso Monteé de Tignes (dos mil 89 metros).
La etapa representa una gran oportunidad para mejorar en la clasificación de los colombianos, sobre todo el escarabajo Rigoberto Urán (EF Education-NIPPO), cuarto lugar, así como para el ecuatoriano Richard Carapaz (Ineos Grenadier), ubicado en el sexto escaño de la individual.
Detrás de Pogacar y su camiseta amarilla marchan antes del primer día de descanso del 108 Tour de Francia y de la despedida de los Alpes, el belga Wout van Aert (Jumbo-Visma), con una ventaja respetable de un minuto y 48 segundos, y el kazajo Alexey Lutsenko (Astana-Premier Tech), a cuatro minutos y 38 segundos.
Por equipos, lidera la clasificación Bahrain Victorius, con una diferencia de 15 minutos y 34 segundos sobre Astana-Premier Tech y de 18:27 sobre Jumbo-Vista, puntero hasta ayer.
mem/wmr