Sólo unas lloviznas que por momentos se intensifican han matizado el tiempo atmosférico en esta mañana de domingo, cuando el territorio volvió a frisar los 300 casos confirmados con la Covid-19 en medio de un alza de la pandemia que no ha cesado en las últimas semanas.
A ese panorama de suma la casi total ausencia de vientos, otro de los esperados impactos del quinto evento de esta naturaleza registrado este año y el primero de la actual temporada ciclónica, iniciado el primero de junio y con extensión hasta el próximo 30 de noviembre.
El Consejo de Defensa Provincial se mantiene activado y con el apoyo del viceprimer ministro, Comandante de la Revolución Ramiro Valdés, quien chequea las decisiones adoptadas para resguardar las vidas humanas y los recursos materiales.
Ante esta calma sospechosa, que puede trastocarse en cualquier momento en fuertes aguaceros y rachas de viento, los santiagueros apelan a las experiencias derivadas de la tormenta Laura, que hace menos de un año dañó, sobre todo, el arbolado de esta ciudad, junto a otros perjuicios.
Particulares enseñanzas para estas circunstancias dejó también el demoledor huracán Sandy, que en octubre del 2012 convirtió a la urbe en tierra arrasada.
Esta demarcación transita por la fase de alarma decretada por el Estado Mayor de la Defensa Civil y reporta poco más del 80 por ciento de llenado de sus 11 presas, un hecho favorable para asimilar los caudales previsibles de Elsa, una tormenta que se toma su tiempo para el tránsito por Cuba.
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