Detrás quedaron nueve etapas, las tres primeras tormentosas por las repetidas caídas con la hermosa Bretaña de testigo y las dos últimas espectaculares en los majestuosos Alpes, donde Pogacar (UAE-Team Emirates) se vistió de amarillo, maillot que nadie se atreve ahora mismo a presagiar un cambio de dueño.
El pedalista de 22 años no parece con rival en su objetivo de repetir el triunfo del año pasado en la Grande Boucle, esta vez sin que lo califiquen de sorpresa, y retomará mañana la carretera con dos minutos y un segundo de ventaja sobre el australiano Ben O’Connor (AG2R Citroen Team) y 5:18 sobre el colombiano Rigoberto Urán (EF Education-NIPPO).
La edición 108 del Tour de Francia ha tenido no pocas malas noticias, entre ellas la imprudencia de una aficionada que provocó la caída masiva del primer tramo y los 19 abandonos de la meca mundial del ciclismo, el más reciente nada más y nada menos que del subtitular de 2020, el esloveno Primoz Roglic (Jumbo-Visma), quien no pudo reponerse de las lesiones.
Otro favorito, el monarca de 2018, el británico Geraint Thomas (Ineos Grenadiers), rueda lejos de su forma habitual, despejando el camino para el fenómeno Pogacar, amenazado fundamentalmente por el escarabajo Urán y el ecuatoriano Richard Carapaz (Ineos Grenadier), quinto en la clasificación individual.
Por equipos, la Grande Boucle es este año todo un enigma ante los problemas del alicaído Ineos, con Bahrain Victorius en la cima y una cómoda diferencia de 18 minutos y cuatro segundos sobre AG2R Citroen Team.
Mañana el Tour de Francia celebrará la décima de sus 21 etapas, un trayecto de 190,7 kilómetros entre Albertville y Valence, un tramo ideal para los velocistas y la llegada masiva en esprint.
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