En declaraciones a Prensa Latina, vía correo electrónico, Jorge Martín, editor de la revista América Socialista, de la CMI, opinó que lo sucedido el pasado domingo 11 en varias localidades del país tuvo un carácter esencialmente contrarrevolucionario, aunque algunos estuvieran confundidos en un inicio.
Afirmó que fueron acontecimientos graves y así deben ser asumidos, en medio de una compleja situación agravada por el recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos, el alza de la Covid-19 y las dificultades de la economía de una nación pequeña y sin grandes recursos naturales.
En un enjundioso análisis de la realidad cubana, no exento de una mirada crítica, Martín aludió a recientes transformaciones que suman desafíos en la economía, entre las cuales figura la Tarea Ordenamiento.
El analista se refirió al estrechamiento del lazo que asfixia a Cuba con las 243 medidas adicionales impuestas por la administración de Donald Trump, que revirtieron las de flexibilización establecidas por Barack Obama y han devenido en la situación de mayor agresión económica desde 1959.
Remarcó que ninguna de esas decisiones ha sido desmontada por el actual gobierno de Joe Biden e impactan negativamente en el comercio exterior, las remesas y el turismo, este último sector decisivo en la entrada de divisas al país.
Ante ese panorama aumentado por las fuertes erogaciones para enfrentar la pandemia, se refiere a la escasez de alimentos, de otros productos básicos y de medicamentos como un problema que recae sobre la vida cotidiana de los cubanos.
Como abiertamente anexionistas consideró las intenciones de quienes estuvieron detrás de las protestas, en las cuales la contrarrevolución usó de carne de cañón a sectores empobrecidos, a elementos antisociales que vivían del mercado negro y jóvenes embelesados con cantos capitalistas.
Vaticinó que ante la hipotética caída del gobierno revolucionario lo que vendría no sería el reino de la libertad y la abundancia, sino la restauración del capitalismo, la destrucción de las conquistas en varios campos y el regreso a la abierta dominación imperialista.
‘Nosotros nos colocamos firmemente en el campo de la defensa incondicional de la Revolución Cubana y con los miles de revolucionarios y comunistas cubanos que salieron a las calles también el 11 de julio y han sido ignorados y silenciados por los medios internacionales’, dijo Martín. Al referirse al respaldo desde el movimiento obrero internacional enfatizó en el significado de la Revolución cubana como patrimonio de los oprimidos de todo el mundo.
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