En su aproximación a los ataques que financia y promueve Washington contra sus vecinos del sur, el grupo señala que la política estadounidense de cambio de régimen no solo es destructiva para el resto del mundo, sino que ataca los derechos fundamentales de los propios ciudadanos estadounidenses
No cabe duda de que los disturbios civiles que afectaron a Cuba esta semana son instigados por el gobierno estadounidense mediante tácticas de ‘revolución de color’ para el cambio de régimen.
Strategic-culture destacó la condena de países latinoamericanos a la injerencia en los asuntos internos de la isla y denunció que la acción contra la isla ‘apunta a una operación sofisticada y concertada para amplificar la discordia’.
Precisó que los medios de comunicación corporativos estadounidenses también publicaron rápidamente imágenes fabricadas con el objetivo de promover la revuelta popular.
Señaló el editorial que por lo general, la táctica consiste en incitar el malestar interno, socavar la autoridad del gobierno en cuestión y desatar el caos a partir del cual, según los cálculos, una administración respaldada por la Casa Blanca se hace con el poder.
Subrayó que Cuba está en el corazón histórico del aventurerismo imperial de Estados Unidos.
Strategic-culture, al reiterar que Cuba es en cierto modo la zona cero de las operaciones de cambio de régimen de Estados Unido, señaló que ninguna nación está fuera del alcance de las temerarias ambiciones de Washington, incluidas Rusia y China.
Cuba, acentuó el portal digital, fue estrangulada durante seis décadas por un bloqueo comercial ilegal de Estados Unidos a pesar de los repetidos llamamientos de la mayoría de los países en la Asamblea General de las Naciones Unidas para que se detenga el cerco unilateral.
El bárbaro tratamiento a Cuba por parte de Washington es una expresión de larga data del objetivo de cambio de régimen en el país socialista, ya que constituye una afrenta a la arrogancia imperial del Tío Sam, subrayó.
Vergonzosamente, aseveró, el presidente Joe Biden tuvo esta semana la temeridad de calumniar a Cuba como un ‘estado fallido’, y precisó que lo que ocurre es instructivo de múltiples maneras para tomar conciencia del problema sistémico del poder de Estados Unidos y de cómo hay que derrotarlo.
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