Una situación así estaba prevista, por lo que no tomó desprevenido al grupo de responsables, quienes llevan adelante un estricto plan sanitario para salvaguardar la salud del pueblo japonés, los atletas y demás participantes en la fiesta de más alcurnia en el ámbito deportivo.
En medio del ojo de un tifón, el director ejecutivo de los Juegos, Toshiro Muto, explicó que los competidores son sometidos diariamente a test de PCR en tiempo real y ‘ahora que ha habido un positivo, se aisló inmediatamente a esa persona’.
En una rueda de prensa que tuvo el tema seguridad como centro de los diálogos, Muto aclaró que el contagiado es un ciudadano extranjero, integrante de una delegación. ‘Recopilamos información sobre los contactos cercanos’, dijo sin ofrecer más detalles por motivos de confidencialidad.
No obstante, una circunstancia de este calibre no pasa inadvertida y deviene llamado de alerta. ‘Seguiremos tomando precauciones para que los atletas puedan sentirse seguros en la Villa’, recalcó.
A menos de una semana del comienzo de la edición 32 de los Juegos Olímpicos de la era moderna, todavía persisten las dudas y esa incertidumbre genera mayor descontento en una población local que no apoya mayoritariamente la realización del evento a causa de los embates de la pandemia.
El reciente incremento de contagios y la percepción de que la llegada de miles de visitantes aumenta la posibilidad de focos de infecciones tienen a Tokio sin el espíritu que siempre suscita una lid de este calibre debido a la presencia de los mejores deportistas del mundo.
Justo por ello, Seiko Hashimoto, presidenta del Comité Organizador, no está de espaldas a la situación y pidió confianza al advertir que ‘toman todas las precauciones posibles’.
‘Entiendo que todavía hay muchos factores que generan alarma. Debemos intentar asegurarnos de que la gente vea los Juegos como algo seguro’, comentó en la misma conferencia ante los medios de comunicación.
Hasta el momento, las autoridades manejan 44 infecciones relacionadas directamente con el programa bajo la bandera de los cinco aros, y, sin tapujos, advierten que se detectarán más casos gracias por la eficiencia de los testeos periódicos y controles de los movimientos de los visitantes.
Por otra parte, la desaparición del pesista ugandés Juluis Ssekitoleko también acapara titulares, tras su salida (o fuga) de la concentración de su equipo en la ciudad de Osaka, según los organizadores de los Juegos.
En medio del complejo contexto, el Comité Olímpico Internacional (COI) insufla entusiasmo a una justa marcada por el aplazamiento de un año y privada de seguidores en los estadios.
Una postergación que provocó unos costes adicionales cercanos a los tres mil millones de dólares, cifra que será difícil recuperar sin la venta de entradas y las ganancias que siempre genera el turismo.
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