De acuerdo con la indagación, el tronco de un pino longevo en California, Estados Unidos, uno escocés en Finlandia y un alerce europeo en Suiza contaron la historia de la concentración de átomos de carbono-14 emitido por una corriente de partículas energéticas del Sol y que llegaron a la Tierra luego de su impacto en un año determinado.
‘El astro rey desprende constantemente una corriente de partículas energéticas, algunas de las cuales alcanzan nuestro planeta; y la densidad y la energía de esta corriente forman la base del clima espacial, que puede interferir con el funcionamiento de los satélites y otras naves espaciales’, puntualizó el texto.
Indica, además, que hasta la fecha, tres eventos de producción extrema de partículas energéticas solares han sido descritos, y los científicos estiman su origen en los años 660 antes de nuestra era, y 774-775 y 992-993 después de nuestra era.
‘Una vía prometedora para determinar la tasa de tales eventos es el registro dendrocronológico; un enfoque que se basa en el proceso por el cual un evento de partículas energéticas solares golpea la atmósfera, provocando una reacción en cadena la cual da como resultado la producción de un átomo de carbono-14’, detalla la investigación.
Posteriormente, este átomo puede incorporarse a la estructura de un árbol; por lo tanto, la concentración de átomos de carbono-14 en un anillo de árbol puede indicar la tasa de de impacto de partículas energéticas solares en una fecha determinada.
Para determinar la fecha del evento solar ocurrido siete mil 500 años atrás, los expertos usaron métodos estadísticos e identificaron un patrón de pequeñas fluctuaciones de carbono-14 consistente con el ciclo solar de 11 años del sol.
Las muestras tenía sus anillos de árboles individuales separados, y el material de cada uno de ellos, se sometió a espectrometría de masas con acelerador para determinar su contenido de carbono-14.
‘En particular, otra evidencia sugiere que el sol también estaba pasando por un período de décadas de actividad creciente’, indicó.
Los científicos estimaron que si una explosión extrema de partículas energéticas solares es la causa del carbono-14 adicional, entonces las observaciones de los anillos de los árboles longevos podrían ayudar a pronosticar eventos futuros y contribuir a descartar otras causas extraterrestres, como una explosión de supernova cercana.
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