Con ese propósito, una delegación de dirigentes del Partido Progresista (PRO) y de la Juventud Progresista, sostuvo un encuentro con el embajador de Cuba, Jorge Lamadrid, en el cual expresó todo el apoyo y la solidaridad con el pueblo cubano.
Los representantes del PRO, encabezados por su vicepresidente Pedro Abarca; y Héctor Baz, líder de la rama juvenil de esa formación política, manifestaron ‘el rechazo al bloqueo y la agresión permanente que ejercen Estados Unidos y gobiernos aliados con el objetivo de derrotar el proceso revolucionario’.
Asimismo comunicaron el respaldo a Cuba del excandidato presidencial Marco Enríquez-Ominami, dirigente de ese partido y activo integrante del Grupo de Puebla.
En tanto, miembros del Comité de Solidaridad con Cuba en la ciudad de Valparaíso se reunieron en el centro de esa urbe, donde lanzaron una declaración, en la cual repudiaron los intentos de desestabilización en la isla patrocinados desde el exterior.
El texto expresa el ‘más profundo, fraterno y respetuoso respaldo’ al pueblo de Cuba y el deseo de desagravio por lo que califica de actitud matonesca de chilenos de extrema derecha, que se manifestaron de forma violenta frente a la sede diplomática cubana en esta capital.
Plantea que la política de bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, vigente desde hace más de 60 años y reforzada a pesar de la situación de pandemia, es la principal violación de los derechos humanos del pueblo de la nación caribeña.
Asimismo puntualiza que Cuba no es una dictadura y rechaza los intentos de gobiernos extranjeros por inmiscuirse en los asuntos de una nación soberana e independiente.
Igualmente, el Centro de Formación Memoria y futuro, integrado por militantes socialistas, advirtió en un comunicado que las recientes protestas ocurridas en Cuba deben ser entendidas en el contexto de la guerra no declarada al país caribeño.
‘Los padecimientos y privaciones que se le imponen criminalmente a ese pueblo digno’ son resultado del bloqueo de Washington, puntualiza, y añade que las protestas ‘no tienen nada de espontáneas sino que obedecen a una fría planificación gestada, organizada y financiada’ por Estados Unidos.
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