A juicio del embajador de La Habana en Washington entre 2015 y 2020, el actual contexto coincide con el de los años 90 cuando la Casa Blanca consideró una situación de crisis irreversible que terminaría con la caída del Gobierno en la nación caribeña.
Por ello no sorprende que los disturbios del pasado 11 de julio causaran un mayor impacto virtual que real, dijo en entrevista con Prensa Latina.
‘Si tomamos en cuenta la cantidad de información generada en esa jornada, el efecto público fue mayor al de la realidad’, afirmó.
En la década de los 90, tras la desaparición de la Unión Soviética, una ofensiva desde el vecino país buscó la asfixia del proyecto de la isla y desató una ola migratoria. Pero en el 94, la crisis de los balseros concluyó con una regulación entre ambos gobiernos para negociar.
‘Entonces la extrema derecha, sobre todo de origen cubano, se preparó para una provocación y el 24 de febrero del 1996 ocurrió el derribo de las dos avionetas de Hermanos al Rescate’, recordó.
En paralelo, se gestaba el proyecto de la Ley Helms Burton, con pocas posibilidades de aprobación por draconiana y extremista, según consideraron entonces los propios norteamericanos, comentó.
No obstante, las tensiones entre ambos países llevaron a la firma de esa norma que recrudeció aún más el bloqueo a la isla.
El escenario actual, insistió Cabañas, resulta similar al de entonces luego de la llegada al poder de un gobierno demócrata con promesas de una línea menos hostil con La Habana.
‘Cuando entra Joe Biden, la extrema derecha ve a un gobernante demócrata con mayoría en la cámara, superioridad por un voto en el senado y eventuales cambios en su política hacia Cuba’, insistió.
Sin embargo, el inquilino de la Casa Blanca permanece apegado a los sectores anti cubanos de Florida en un intento por garantizar votos a favor en ese estado.
‘En la proyección contra Cuba existen aspectos que, en última instancia, tienen un reflejo a lo interno de la política norteamericana’, apuntó.
Los actuales sucesos pretenden dar un golpe de imagen para cambiar la percepción sobre la situación de la nación caribeña y los demócratas miran para otro lado al escuchar hablar de socialismo o Revolución, sostuvo.
El único fin del Gobierno de Washington con respecto a la isla, recordó, es terminar con el proyecto cubano.
‘Estados Unidos ha tomado decisiones trascendentes en dos momentos de nuestra historia: en 1898, al intervenir en la guerra contra España y en 1959 para hacer todo lo posible por destruir el proceso’, subrayó.
Esto ni siquiera cambió con la administración de Barack Obama a pesar del acercamiento, argumentó Cabañas, quien integró la Comisión Bilateral para las negociaciones en ese entonces.
La persecución contra Cuba recibe millonarios fondos que justifican la denominada industria del odio, ‘preocupada’ por eliminar los viajes, remesas y vínculos, aseguró.
‘La campaña desatada en redes el 11 de julio también pretende un efecto en la sociedad estadounidense aunque algunos se puedan confundir y preocupar, eso lógicamente crea una confusión’, concluyó.
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