Único representante de la isla en esta disciplina, Alba confesó sentirse decepcionado consigo mismo y afirmó: Mi rival fue mejor, palabras que resonaron en la zona mixta del Makuhari Messe, sede de la competencia.
Monarca mundial en Puebla 2013 y Manchester 2019, el caribeño era uno de los favoritos de la división de más de 80 kilgramos y, además, figura trascendental dentro de la comitiva de su país que aterrizó en Tokio.
Empero, el campeón panamericano en Toronto 2015 y sublíder en Lima 2019 terminó superado 8-11 por el macedonio Dejan Georgievski, hombre de escasos resultados en el arte marcial.
Alba, cuyos 2.02 metros de estatura devienen fortaleza para mantener la distancia, exhibió un accionar pasivo en los dos primeros asaltos y la resurrección en el último no alcanzó para revertir el marcador en la pizarra electrónica del imponente espacio deportivo.
No esperaba un resultado así. Combatí contra él en el pasado, me fue muy bien y ahora demostró que ha evolucionado mucho, expuso sobre su segunda presentación en lides olímpicas, tras el noveno lugar en Río de Janeiro 2016.
Pese a todo, dijo estar satisfecho con la táctica que empleó: Lamentablemente no me salieron las cosas. Ya en el final de la pelea intenté ser más agresivo, porque da lo mismo perder por uno que por más.
Todavía sin digerir completamente el sabor amargo del revés, el nacido en la oriental provincia de Santiago de Cuba pidió disculpas a sus seguidores por no alcanzar la victoria en el único evento de caché que se le ha hecho esquivo.
Me siento decepcionado, pero conmigo mismo, aunque alivia el saber que lo di todo. No quedó dentro de mí una gota de reserva. Esta vez, cargué con la bolsa de la derrota, espetó con un suspiro, hablando entre dientes.
Así, el taekwondo de Cuba terminó en Tokio con las manos vacías, como sucedió hace cinco años en Río y después de los premios alcanzados por Ángel Volodia (oro) y Urbia Meléndez (plata) en Sídney 2000, Yanelys Labrada (plata, Atenas 2004), Daynellis Montejo (bronce, Beijing 2008) y Robelys Despaigne (bronce, Londres 2012).
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