En entrevista con la Agencia Cubana de Noticias, la presidenta de la Sociedad de Gastroenterología del país caribeño, Mirtha Infante, señaló que, además de tener el fármaco contra la hepatitis B, Heberbiovac HB, también la isla posee posibilidades de indicar tratamiento con análogos de nucleósidos y con antivirales de acción directa.
Heberbiovac HB fue desarrollado por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, integra el Programa Nacional de Inmunización y protege a toda la población menor de 40 años de edad.
‘A pesar de que muchos pacientes transitan la enfermedad de manera asintomática, algunos pueden manifestar cansancio, malestar general, náuseas, pigmentación amarilla de la piel, orinas oscuras y deposiciones blancas o amarillentas’, señaló.
En muchos casos la hepatitis se localiza a partir de la realización de ultrasonidos o a través de pruebas del hígado elevadas y análisis por causas ajenas a este padecimiento.
‘Asimismo, en todas las regiones del territorio nacional existen laboratorios para confirmar la enfermedad a través de pruebas de PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) por vía sanguínea y estuches de diagnóstico desarrollados por el Centro de InmunoEnsayo con la tecnología SUMA’, resaltó la experta.
Puntualizó que los virus A y E son responsables de las hepatitis agudas epidémicas, transmitidas a través del agua o alimentos contaminados, y la mayoría de los pacientes se recuperan sin presentar secuelas y en un pequeño porcentaje desarrollan formas graves.
Sin embargo, los virus B, C y D pasan fundamentalmente a través de transfusiones de sangre, instrumental médico y artículos de uso personal contaminados, de la madre al hijo y por relaciones sexuales desprotegidas, aunque estas últimas vías son más eficientes para el virus B, recalcó.
‘Cuba desde hace varios años analiza las transfusiones para que la sangre sea segura y evitar posibles infecciones’, afirmó.
Una encuesta reciente de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reveló que la pandemia de Covid-19 afectó el diagnóstico y tratamiento temprano de las infecciones virales por hepatitis B y C en América Latina y el Caribe, lo cual frena el avance hacia la meta de eliminar estas enfermedades infecciosas para 2030.
En las Américas, unos 5,4 millones de personas viven con hepatitis B, mientras que 4,8 millones están infectados con hepatitis C.
Ante esa situación, este año, la campaña se centra en el objetivo de eliminar las hepatitis B y C para 2030, con el lema ‘La hepatitis no puede esperar’, señala un comunicado de la OPS.
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