Apenas dos presentaciones le bastaron al fenómeno balcánico para recordar la irrupción olímpica de ‘Mano Santa’, cuya paliza a Estados Unidos en los Panamericanos de Indianápolis 1987 motivó la convocatoria del Dream Team primigenio.
Exaltado al Salón de la Fama de la estadounidense Asociación Nacional de Baloncesto (NBA) aún sin haber jugado nunca en esa liga, Schmidt se retiró a los 45 años de edad, con 46 mil 727 puntos anotados.
Entre los hitos de su carrera destacaron los 55 puntos que le anotó a España en la fase de grupos de Seul 1988, en su debut en Juegos Olímpicos, cuando ya llevaba casi una década con la ‘verdeamarelha’ de la selección brasileña.
‘Verán muchos jugadores mejores que yo, pero no verán nunca a nadie que haya entrenado tanto y que haya tenido tanta obstinación para hacer un buen partido como yo’, dijo Schmidt al retirarse, solemne y tajante.
Doncic, por su parte, es puro goce: el esloveno se divierte en la cancha, su sonrisa es de goce, no para humillar a rivales que no logran descifrarlo ni detenerlo, pues castiga por igual en el perímetro o bajo el aro.
‘Lo de Luca… se agotan las palabras para definir a este jugador’, comentó en Tokio 2020 el exbaloncestista argentino Andrés Nocioni, campeón olímpico en Atenas 2004 con la llamada Generación de Oro.
En su ‘role’ como comentarista de una cadena deportiva, el ‘Chapu’ Nocioni aseguró que Doncic tiene más argumentos que Schmidt, quien tenía una puntería espectacular, pero era incapaz de crear para sus compañeros.
Sin embargo, el esloveno tiene recursos para crearse sus tiros, organiza el ataque, hace de todo, se divierte, tiene desparpajo, seguridad, apenas 22 años de edad, un presente estelar y un futuro sin límites a la vista.
De hecho, Eslovenia le endosó 118 puntos a Argentina (48 de Doncic) y 116 a Japón, para un total de 234 en sus dos primeros partidos, 15 más que los conseguidos por Michael Jordan y compañía en Barcelona-1992.
Esto, claro está, es apenas una estadística: esta selección eslovena podrá ser muy efectiva, ganar incluso el oro olímpico, pero en mística y talento concentrado está a años luz de aquel ‘Dream Team’ soberbio e irrepetible.
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