Precisamente la decoración de ese espacio gastronómico, situado frente al emblemático malecón de La Habana, incluye fotos del reconocido cosmonauta e, incluso, los visitantes foráneos advierten también quién es el protagonista de las imágenes.
‘Si no lo conocen los meseros los educan sobre el tema. Él constituye símbolo de la Unión Soviética y sus hazañas y, precisamente, la idea de crear este sitio parte del gran legado y nostalgia que existe sobre la URSS en Cuba’, refirió Biniowsky en exclusiva a Prensa Latina.
Si bien, el lugar permanece cerrado como parte de las restricciones por la Covid-19, constituye desde su creación una alegoría y remembranza de los pueblos de Europa del Este y recuerda cómo, en la época de la Guerra Fría, miles de cubanos estudiaron en las repúblicas socialistas.
‘Existe una familiaridad y añoranza respecto a la cultura soviética’, comenta Gregory Biniowsky. De ahí que, las paredes del restaurante evoquen también herramientas comunicativas y de masas y sus múltiples facetas: romanticismo naïve, vanguardismo abstracto, futurismo o cartelería.
Sumado a la culinaria típica con recetas como Pirozhki de col, Cotleta a la Kiev, Pielmeni, Sopa Borsh y Stroganoff, el proyecto socio-cultural Nazdarovie reproduce imágenes de Vladimir Ilich Lenin, obreros de la minería e industria, símbolos de la hoz y el martillo y póster de atletas de la época.
Una de las instituciones educativas creadas por la Revolución con la idea de Fidel Castro de combinar el estudio y el trabajo agrícola fue la ‘Escuela Secundaria Básica en el Campo Yuri Gagarin’, ubicada en el actual municipio Caimito, en la occidental provincia de Artemisa.
‘En 1980, después de su regreso a Cuba, el cosmonauta Arnaldo Tamayo nos visitó. También acudían representantes de países socialistas y dejaban objetos típicos de esos lugares, exhibidos luego en cátedras y oficinas’, comentó a Prensa Latina Roberto G. Saavedra, profesor de ese centro de 1976 a 1984.
Actualmente, como Instituto Politécnico con más de 10 especialidades, los profesores participan en la denominada zona roja, ejercen como colaboradores voluntarios en el Campamento Internacional Julio Antonio Mella y en el Hospital para Positivos Asintomáticos de la Universidad de Artemisa.
Gagarin y su visita a la nación caribeña
Refiere la historia que el 3 de noviembre de 1957, la Unión Soviética puso en órbita la primera nave Sputnik con un ser vivo como pasajero: la perra Laika y dos años después, Yuri Gagarin era uno de los candidatos a cosmonauta en el programa espacial soviético junto a 3500 voluntarios.
A bordo de la primera nave espacial tripulada la ‘Vostok-1’ y lanzada el 12 de abril de 1861 desde el Cosmódromo de Baikonur, iba el joven de 27 años natural de la provincia de Smolensk. Según el despacho de la agencia TASS, antes del despegue Gagarin pronunció la emblemática frase: ‘Vámonos’.
Desde la altura cósmica, con el seudónimo poco conocido de ‘Cedro’, diría poco tiempo después: ‘Veo perfectamente a la Tierra. Estoy conmovido. áQué hermosa es!’. La proeza registró tres récords espaciales absolutos: la duración del vuelo de 108 minutos, la altitud de 327 kilómetros y la carga de cuatro mil 725 kilos.
La prensa soviética recogió el interés de Gagarin por Cuba a su regreso a tierra firme. Fue así como, el 24 de julio de ese año, el protagonista de la hazaña y el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, se abrazaban bajo un aguacero torrencial, en la pista del aeropuerto internacional José Martí.
Testimonios de la época revelan como las principales tiendas y calles de La Habana engalanaron sus vitrinas con fotos de Gagarin y banderas. Una vez cumplido el protocolo con el cuerpo diplomático y los honores militares, ambos abordaron el auto convertible del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos.
En su visita a la Mayor de las Antillas, el héroe soviético intercambió con estudiantes de la Universidad de La Habana, conoció a los heridos de la invasión por Playa Girón, operación militar organizada por cubanos exiliados, armados y entrenados por el gobierno de Estados Unidos, en abril de 1961.
Días más tarde, en el acto conmemorativo por el VIII aniversario de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes desde la Plaza de la Revolución en La Habana, el entonces presidente Osvaldo Dorticós anunció que el viajero al cosmos recibiría la Orden Playa Girón.
Tras pronunciar sus palabras de agradecimiento, Yuri Gagarin manifestó su deseo, para muchos premonitorio: ‘Yo estoy seguro de que no está lejos el tiempo en que al cosmos volarán los cosmonautas cubanos, los hijos gloriosos del pueblo cubano, para en esta rama contribuir al progreso de la humanidad’.
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