Como pistolero en su propio oeste, Pupo calibró la mirilla y adecuó el nivel de las pulsaciones para gastarse otra actuación histórica en sus sextos Juegos, en un Asaka Shooting Range que cedió ante sus disparos.
‘Otro sueño hecho realidad’, afirmó en su tono bajo habitual en sus primeras impresiones a la prensa acreditada. ‘Esto es una recompensa al sacrificio que exige el deporte’, agregó cuando el calendario de vida revela sus 44 años, mucho más de la mitad colocado en la línea de ‘fuego’.
Aunque no tuvo una fase clasificatoria de alto calibre, con 583 puntos, Pupo tomó aires de confianza al verse entre viejos conocidos, si bien resaltó que una nueva generación empuja, liderada por su compatriota Jorge Félix Álvarez (578), puesto 12 entre 26 concursantes.
Miré hacia los lados y observé la presencia de aquellos que también me acompañaron en las finales de Londres y Río de Janeiro 2016 (terminó en el puesto cinco) y eso me brindó mayor seguridad, afirmó con su arma cerca, como esa fiel compañera.
Solo un pistolero aguantó las embestidas del caribeño: el francés Jean Quiquampoix, submonarca hace un lustro y quien protagonizó ahora un comienzo dubitativo, pero, de alguna forma, logró trazar el camino de las balas e interpretar una actuación inmejorable, que lo dejó con 34 unidades.
Eso sí, las 29 rayas de Pupo fueron suficientes para dejar en el tercer puesto a Daeyoon Han (26), de Surcorea, en un cierre no apto para personas con fallas cardiacas, pues el proceso de eliminación paulatina acelera las palpitaciones entre dianas y más dianas.
Y en medio de la euforia, agradeció el apoyo de Perú, El Salvador y España, donde junto a Álvarez y el entrenador Meinardo Torres cumplieron bases de preparación para llegar a Tokio en las mejores condiciones posibles, en un contexto peliagudo a causa de la pandemia de la Covid-19.
Así, el tiro deportivo cubano amplió su palmarés luego de los bronces de Roberto Castrillo (Moscú 1980, skeet), Juan Miguel Rodríguez (Atenas 2004, skeet) y Eglys de la Cruz (Beijing 2008, rifle tres posiciones a 50 metros), además de la citada del otra vez premiado en Tokio.
Esta resultó la tercera medalla de la jornada para la delegación de la isla, que vivió instantes agridulces con el cierre del salto de longitud varonil y los premios de Juan Miguel Echevarría (plata) y Maykel Massó (bronce).
A la espera de la resolución de los metales ya asegurados en boxeo y lucha, Cuba acumula otros dos podios, después del segundo puesto de la judoca Idalys Ortiz, en más de 78 kilogramos, y el tercero del taekwondoca Rafael Alba (más de 80).
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