En declaraciones al rotativo, el ingeniero químico José Gonzalo Borrero, director provincial de Servicios Comunales, señaló que ante las limitaciones de espacio que presenta el cementerio patrimonial Santa Ifigenia, se tomó la decisión de sepultar algunos de los cadáveres en otros camposantos.
Se resolvió inhumar en el cementerio de Juan González a los fallecidos por cualquier causa (no solo por la Covid-19), cuyas familias carecen de bóvedas privadas, o que no fueran incinerados en el crematorio, afirmó Borrero.
Explicó que la necrópolis de Santa Ifigenia, inaugurada en 1868, resulta insuficiente para los índices de mortalidad de una población de más de medio millón de habitantes.
Por el lugar donde está enclavado, no tiene posibilidades de extender su superficie, por demás proclive a inundaciones ante intensas lluvias, agregó.
Aseguró, asimismo, que ese proceso ha sido acompañado de medidas organizativas, y se cumple ‘al pie de la letra’ lo dispuesto por la legislación al respecto.
Según el directivo, el necesario empleo de medios mecánicos para ampliar la capacidad del cementerio, existente hace años en Juan González, pudo generar la impresión de que allí se realizan excavaciones informales.
Sin embargo, aseguró, cada operación se ha ejecutado según las normas técnicas planteadas para esta actividad, por el Ministerio de Economía y Planificación.
De acuerdo con Granma, en breve conversación con Roberto Alejandro Ibarra Ruiz, autor de la publicación en Facebook de imágenes que sugerían imprecisiones en la ubicación de su difunta abuela, quedó demostrado que hay claridad en el sitio de su enterramiento.
Carente de información una minoría, pero la mayoría movida por malas intenciones, no pocas personas se han hecho eco, en las redes sociales, de imágenes sobre supuestos enterramientos ilegales de fallecidos por Covid-19 en Cuba, apuntó Granma.
Falacias similares fueron desmentidas recientemente por autoridades de las provincias de Ciego de Ávila (centro) Guantánamo (Oriente).
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