Se trata de movimientos de distinto signo que se oponen a la tarjeta sanitaria que deberán presentar los ciudadanos cuando viajen en medios de transporte público, asistan a los mercados a o restaurantes.
Mediante aquel documento se certifica que sus portadores ya fueron completamente inmunizados o tienen exámenes negativos a la enfermedad, ocasionada por el coronavirus SARS-CoV-2.
La legislación de Macron pretende ayudar a contener una cuarta ola de infecciones y ayudar a salvaguardar la recuperación económica del país.
No obstante, Francia vivió un alza de las tasas de vacunación desde que el mes pasado el gobierno exteriorizó sus planes. Al menos dos tercios de los 67 millones de franceses ya tienen una dosis de los preparados contra la Covid-19 y el 55 por ciento ya completó su esquema.
Los empleados de la salud tienen hasta el 15 de septiembre para vacunarse o enfrentarse a una suspensión de sus labores, un hecho que es calificado por los manifestantes como discriminatorio.
De acuerdo con cifras del Ministerio francés del Interior, más de 204 mil personas se manifestaron en el país el pasado sábado, frente a las 161 mil de la semana anterior o las 110 mil del 17 de julio.
En tanto, Macron –que se encuentra de vacaciones en el sur del país- aseguró presentaciones diarias a través de las redes sociales para convencer a los reticentes a la inmunización y aclarar otras dudas sobre la dolencia, que dejó aquí 112 muertos.
Igualmente, en una entrevista con Paris Match dejó claro que no retrocederá en las medidas.
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