El tema titulado Quiero ir a Bayamo en un coche alude a una de las costumbres más arraigadas en la urbe y, en no pocas ocasiones, la tradición contribuye al tributo de personalidades, deportistas, artistas o quinceañeras, con un recorrido por las calles del territorio en ese peculiar medio de transporte.
Con apego y respeto a las características originales, valores de la identidad local y elementos propios de la idiosincrasia caribeña, en el presente, los artesanos confeccionan ese vehículo de la época colonial tirado por caballos y utilizado, fundamentalmente, para el traslado de sus habitantes.
Otro de los lugares emblemáticos de la otrora San Salvador de Bayamo, una de las primeras villas fundadas en la mayor de las Antillas, resulta la Casa de la Trova, construcción de finales del siglo XVIII y principios de la decimonovena centuria.
La Casa fue de los pocos inmuebles que sobrevivió al incendio de la ciudad, acontecido en enero de 1869 y vinculado a la Guerra de los Diez Años (1868-1878) y constituye una edificación de estimable valor arquitectónico pues aún conserva los techos y paredes originales.
Su Centro Histórico es apreciado por obras ancestrales como la Casa Natal de Carlos Manuel de Céspedes, la Plaza del Himno—donde se cantó por vez primera el Himno Nacional en 1868—, la Catedral San Salvador de Bayamo y el antiguo Convento de Santo Domingo.
Al caminar por su paseo- boullevard, el visitante experimenta una confluencia entre la modernidad, el simbolismo y el diseño centenario de una urbe cuyo casco histórico es Monumento Nacional desde 1978 y reconocida, asimismo, como cuna de la nacionalidad cubana.
Distingue a la ciudad también la creación de La Bayamesa, entonada por el tenor Carlos Pérez el 27 de marzo de 1851, considerada como la primera composición romántica y trovadoresca de la isla y creada por Carlos Manuel de Céspedes, José Fornaris y Francisco del Castillo.
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