Desde el pasado 17 de julio y hasta el 24 de agosto próximo tendrá lugar ese fenómeno que, según la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA), podría ofrecernos entre 50 y 100 meteoros cada hora, sobre todo en condiciones de buena visibilidad.
Los cometas, según describen sus órbitas alrededor del Sol, arrojan al espacio gases, polvo y escombros que permanecen en una órbita muy similar a la del progenitor, precisó la fuente.
Cuando la Tierra, en su movimiento en torno al Sol, encuentra uno de los anillos formados por esos cuerpos celestes, algunos de los fragmentos rocosos son atrapados por su campo gravitatorio y caen a gran velocidad a través de la atmósfera formando una lluvia de meteoros.
La fricción con los gases atmosféricos calcinan y vaporizan esos restos que aparecen brillantes durante una fracción de segundo, formando lo que popularmente denominamos estrellas fugaces. No se trata por tanto de una estrella sino de una partícula de polvo incandescente.
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