Bajo las medidas de bioseguridad impuestas por la Covid-19, un plantel educacional en Luanda sirvió de escenario para el encuentro, al que fueron invitados los diplomáticos de la isla, con la embajadora Esther Armenteros al frente.
El encuentro transcurrió en el Instituto Técnico de Salud ‘Comandante Fidel Castro Ruz’, un sitio que evoca los entrañables lazos de hermandad entre los dos pueblos, opinaron Armenteros y el consejero de prensa y cultura, Raúl González.
Fue un acto simbólico, con un número reducido de participantes debido a la pandemia, ‘pero no podíamos pasar por alto el cumpleaños de Fidel’ este 13 de agosto, afirmó el director general del centro escolar, Antonio Pacavira.
Según estimó, ‘Cuba es la fruta que nunca cayó y nunca caerá’, aunque los gobiernos estadounidenses mantengan la doctrina Monroe, asumida desde 1823 bajo la idea de que los países de América Latina caerían como frutas maduras en las manos de Washington.
El licenciado en Sicología subrayó el rechazo internacional al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto al país antillano hace más de medio siglo por la potencia norteña.
‘Castigan al pueblo cubano porque su Revolución es un ejemplo de solidaridad para el mundo, juzgó el orador, quien lamentó el empleo de las redes sociales para difundir mentiras y noticias falsas acerca de la realidad cotidiana en aquel estado insular.
Si Fidel Castro estuviera ahora con nosotros, estaría llamando a la cooperación y la solidaridad mundial para enfrentar la Covid-19, la única forma de poner fin al azote de la enfermedad, dijo el intelectual.
Para su compatriota Nuno Francisco, directivo de la asociación de exestudiantes angoleños graduados en Cuba, esa nación siempre podrá contar con el apoyo de las poblaciones africanas.
‘Yo llegué a la Isla de la Juventud (en el sur del archipiélago cubano) cuando tenía solo 13 de años de edad y regresé después de terminar la universidad; por eso, siempre digo que soy hijo de dos revoluciones, de dos pueblos hermanos’, aseveró.
Según relató el profesor jubilado Viegas Baptista, él formó parte de los primeros grupos de jóvenes angoleños formados en la mayor isla de las Antillas, donde nació su primogénito y años más tarde las dos hijas estudiaron la carrera de Medicina.
Con 67 años de edad, respondió a Prensa Latina, se siente ‘regocijado y feliz’ por una experiencia de superación cultural, que también le dio la oportunidad de ser maestro de becarios de su país en Cuba.
‘Impartía clases de portugués y sobre geografía e historia de Angola, cuestiones esenciales en la formación de aquellos educandos, alejados de su tierra natal’, detalló el maestro.
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