Una de las maravillas de Damasco, es que quienes residen en la misma no dejan de descubrir cada día nuevos lugares, y que a pesar de no ser grande en extensión como otras capitales, esta urbe contiene miles de monumentos, algunos visibles y famosos que el publico visita diariamente y otros misteriosos e inhóspitos.
Uno de esos lugares poco visitados por los citadinos, es un santuario arqueológico ubicado en una de las laderas del emblemático y famoso monte Qassiun de 1.151 metros de altura y a cuyos pies está la ciudad de Damasco. Qassiun significa ‘duro y seco’ en el idioma siríaco y es la característica de la montaña rocosa desnuda que no tiene hierba, vegetación ni agua sino que alberga lugares que fueron testigos de hechos históricos.
En la ladera sudoriental de la montaña se ubica la denominada Cueva de la Sangre (Magharat al-Dam, en árabe), que según la leyenda estuvo habitada por el primer ser humano, Adán, y donde, según los libros de historia árabe, Qabil (Caín) mató a su hermano Habil (Abel).
Se construyó una pequeña mezquita (Al-Arbayeen) sobre la Cueva que contiene 40 miḥrabs (nichos de oración), y que durante cientos de años, los pobladores de Damasco y sus gobernantes subían al lugar y oraban para que lloviera, especialmente en tiempos de sequía, porque las oraciones se responden de inmediato según se cree.
Durante la guerra, el acceso a la mezquita estaba prohibido por cuestiones de seguridad, debido a su posición estratégica.
No es nada fácil llegar al lugar; hay que trasladarse en pequeñas furgonetas que zigzaguean entre los cerros construidos en el costado de la montaña. Posteriormente se debe subir por una escalera conformada por casi 650 escalones en el flanco del monte.
Desde el lugar, se puede observar una maravillosa vista panorámica de la gran y bella ciudad de Damasco, la capital más antigua de la historia con vida interrumpida desde hace siete mil años. También, se ven las granjas verdes de Ghouta Oriental y los barrios sureños que fueron escenarios de duros combates durante los últimos 10 años.
La mezquita Al-Arbayeen está compuesta de dos pisos: en el interior del primero, reposan los 40 mihrabs que representan a los 40 guardianes que protegen Damasco, mientras que en el sótano, se encuentra la misteriosa cueva con color rojizo, que según la leyenda, es el color de la sangre de Abel.
Cuenta la leyenda que cuando Caín asesinó a Abel, la montaña lloró y sus lágrimas aún fluyen en el interior de la cueva. También se puede ver en una esquina, un agujero en forma de dientes y lengua, que según la historia, la montaña abrió su boca ante este crimen horroroso.
El lugar es visitado por personas de todas las confesiones, pues antes de ser mezquita, fue un monasterio durante la época de los romanos y un ídolo pagano en la época de los arameos, y se convirtió en una mezquita en el siglo XVI.
En el sitio, el tiempo transcurre rápidamente al tiempo que proporciona tranquilidad al visitante lejos del bullicio de la urbe. Solo se escucha el susurro de los 40 guardianes narrando la historia de un lugar que muy pocos se aventuran a conocer.
mem/fm