Por sus múltiples investigaciones y aportes científicos fue propuesto en siete ocasiones para el Premio Nobel en Medicina y, además de ese hallazgo, identificó y solucionó el problema del tétanos infantil.
‘El mosquito hipotéticamente considerado como agente de transmisión de la fiebre amarilla’ fue el primer trabajo presentado por Finlay en 1881 y posteriormente, el de ‘Fiebre amarilla experimental comparada con la natural en sus formas benignas’ en 1894 en la Academia de Ciencias de La Habana.
Las publicaciones científicas plantearon tres condiciones para el contagio como la existencia de un enfermo de fiebre amarilla, en cuyos capilares clave el mosquito, después de picarlo, llene sus lancetas de sangre y las impregne de partículas virulentas en el período adecuado de la enfermedad.
Asimismo, la prolongación de la vida del mosquito entre la picada hecha al paciente y la que deba producir la enfermedad, recordó la revista cubana de Información en Ciencias de la Salud.
Las publicaciones científicas de Finlay recogen otras investigaciones como ‘Patogenia de la fiebre amarilla’ en 1882; ‘Estadística de las inoculaciones con mosquitos contaminados en enfermos de fiebre amarilla’, esta última reproducida en idioma inglés por la prestigiosa revista Lancet de Reino Unido en 1890.
En noviembre de 1891 dirigió a la Academia de Ciencias de La Habana una comunicación titulada ‘Los mosquitos considerados como agentes de transmisión de la fiebre amarilla y de la malaria’, en la cual afirmó que ambas enfermedades son trasmitidas por dicho insecto.
Advirtió que el único modo de evitar su propagación era aislar a los enfermos para evitar ser picados por los insectos.
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