Las demandas están a la orden del día en un país donde la variante delta de la enfermedad parece ensañarse, a pesar de los esfuerzos para contrarrestarla y de un programa de vacunación con inyectables creados en el país.
Gracias a dicho programa más de tres millones de cubanos cuentan con un esquema completo de tres dosis, mientras poco más de dos millones tienen ya una o dos dosis aplicadas, según los últimos datos publicados en el sitio web del Ministerio de Salud Pública de la isla.
Las mismas redes sociales donde se ceban los odios contra Cuba por quienes pretenden tergiversar su realidad, fueron el terreno fértil para visibilizar esos gestos de quienes, desde las localidades y también en el entorno nacional, aportan soluciones a necesidades concretas.
William González, administrador del restaurante Café Cristal, en el municipio capitalino del Cotorro, declaró a Prensa Latina que su colectivo sintió el compromiso de dar respuesta al llamado de las autoridades de mantenerse en casa, sobre todo a los grupos poblaciones más vulnerables.
Es por ello que insumos como azúcar, helado, arroz, jugos, jamón y queso pasaron de sus inventarios a ser donados a vecinos de la localidad. ‘Decidimos intervenir de forma directa en las personas y familias que se encontraban en vulnerabilidad, producto de la edad y el padecimiento de enfermedades’.
El grupo en Facebook Corazones sin Fronteras Donaciones a Cuba da fe de las acciones que desarrollan de forma frecuente y para las cuales la única recompensa es arrancarles a las personas ‘esas sonrisas, palabras de agradecimiento y muestras de cariño, que nos motivan a seguir desarrollando vínculos humanos saludables’, admite González.
Sobre iniciativas similares publicó en la misma red social Henry Omar Pérez, al resaltar la labor del reconocido centro cultural El Mejunje, de la central provincia de Villa Clara.
Allí hombres y mujeres de buena voluntad, algunos de ellos también del sector privado, liderados por el director del centro Ramón Silverio, entregan medicinas y bolsas de alimentos a personas de la tercera edad.
‘Muchos ancianos viven solos y no pueden ir a realizar compras o salir de casa (…) cuando somos capaces de dar podremos recibir’, reseña Omar.
En conversación telefónica con María Caridad, miembro de este proyecto, resalta que cada vez son más las personas involucradas en la experiencia, en la cual ‘todos somos amor por Cuba’.
‘Ahora estamos preparándonos para llevar hasta una niña que tiene cáncer algunos productos alimenticios, de conjunto con el Gobierno en el territorio’, detalla sobre la última de las tareas que la ocupan, en medio de la premura.
Por su parte, en el sector de los transportistas privados están quienes, como Raúl Verdecia, en la oriental provincia de Holguín, puso su automóvil a disposición de las instituciones de salud y el servicio de llamadas de emergencia.
‘Ayer mismo me localizaron a las 20:00, hora local, porque hacía falta llevar muestras al Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí de La Habana. Llegué anoche, tras 38 horas sin dormir. Solo cuando me daba sueño paraba, dormía hora y seguía’, relata sobre el recorrido de más de 700 kilómetros entre esta capital y Holguín.
LA ECUACIÓN DE LA SOLIDARIDAD: Y=H
Otra expresión de solidaridad desde las páginas de Facebook fue el llamado del realizador audiovisual Emilio Cachán, de la central provincia de Cienfuegos, para producir conectores que duplican el oxígeno medicinal, ante la escasez de esta pieza en el territorio.
El reclamo llegó hasta trabajadores no estatales de La Habana, de grupos como Bits&Atomos y 3D Print Cuba, así como de otras provincias, quienes no tardaron en sumarse a la cadena de humanidad que se teje hoy por toda la isla.
Roberto Alejandro Espí, al frente del negocio Inteliforja y miembro de un grupo en la red de mensajería instantánea Telegram donde se reúnen estos creadores, explica que luego de identificar el accesorio (conocido de igual forma como ‘splitter’) y para qué se usaba, inició la fabricación de los primeros diseños.
‘Todo comenzó un viernes (13 de agosto) y el domingo logramos que tuvieran en Cienfuegos unas de las primeras versiones probadas exitosamente’, cuenta.
La experiencia corrobora los beneficios de las alianzas entre el sector estatal y privado, armonizada entre esta comunidad y las instituciones de salud desde los inicios de la pandemia de la Covid-19.
A través de la impresión 3D los integrantes de este equipo dotaron al sistema de salud de escudos faciales, salva orejas para la protección de médicos, abridores de puertas, accesorios para transportar las muestras de PCR.
En esta ocasión acompañan a los jóvenes en la elaboración y validación de los splitters especialistas del Centro de Neurociencias Cuba; el Grupo de la Industria Electrónica, la Informática, la Automatización y las Comunicaciones; autoridades de Salud, Electromedicina y de los centros hospitalarios (especialmente de Cienfuegos).
‘Muchos ni siquiera nos hemos visto en persona alguna vez. El propósito es ayudar lo más que se pueda. No hay espacio para ambiciones personales, nuestro compromiso es con Cuba’, subraya Fernando Alfredo, miembro del grupo.
Hacer llegar los conectores hasta los centros hospitalarios del país movilizó además a una red de motoristas que ayudan en su traslado a través de las fronteras territoriales de cada provincia.
Ridier Rodríguez, perteneciente al Capítulo Cuba del Club Latinoamericano de Motociclismo (LAMA), aclara que junto a ellos laboran el proyecto Moto 100 y el Club de Whizzer, de la oriental provincia de Las Tunas.
‘Hay de miles de motoristas independiente por toda Cuba. Solo hay que levantar el teléfono y están a disposición de ayudar en lo que haga falta’, reconoce.
A propósito, desde el inicio de la pandemia integrantes de LAMA realizan donaciones de sangre y medicamentos, y entregas de juguetes en las casas de niños sin amparo filial, afirma Julia de la Caridad, su vicepresidenta nacional.
Y es que en esta ecuación de solidaridad resuelta en los últimos días la Y (forma del aditamento que duplica el oxígeno) se convirtió en H (de humanidad), escribe en su muro de Facebook Emilio Cachán.
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