Julio Piedrahita, de 94 años, y su esposa, de 87, quienes viven en Loma Blanca, asentamiento de la primera de esas demarcaciones, son de las personas que acogieron con gratitud el inmunógeno creado por el Centro de Ingeniería y Biotecnología (CIGB).
Al pasar los días desde que fue anunciado el inicio del proceso de vacunación con la intervención sanitaria en territorio santiaguero, primeramente en este municipio cabecera y los de Palma Soriano, San Luis, Contramaestre y Songo-La Maya, los demás pobladores esperaban con ansias sus dosis.
Por su edad avanzada y vivir solos era mayor la expectación, aquietada con el arribo del preparado en medio del alistamiento de los sitios escogidos como vacunatorios y la capacitación del personal sanitario encargado de esa misión, incluidos los dispositivos móviles para llegar a puntos intrincados.
La inminencia del completamiento de la inmunización en esta provincia coincide con una discreta disminución de los casos confirmados con la Covid-19, que sumó 469 en la más reciente jornada después de semanas con más de 500 diarios y una subida en las cifras de fallecimientos.
Así, se fortalece la esperanza puesta en las vacunas cubanas y en especial con la CIGB66, cuyos ensayos clínicos comenzaron aquí desde los primeros días de diciembre del 2020 y se extendieron en su tercera fase a los territorios orientales de Granma y Guantánamo.
La buena noticia del 92,28 por ciento de eficacia alcanzado por ese preparado de antígenos abonó también el optimismo, aunque prevalece la percepción de que las vacunas precisan del acompañamiento de la actitud responsable de las personas en el cuidado de su salud.
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