En concreto, los fabricantes están ahora obligados a constituir una provisión de dos meses para los pacientes de fármacos clasificados MITM, cuya interrupción del tratamiento podría poner en peligro la vida de los enfermos a corto o medio plazo.
Según los datos oficiales solo en 2020 se registraron dos mil informes de desabastecimiento, una cifra notablemente más alta que el año anterior cuando se constataron mil 504 casos.
Estas carencias afectaron a todas las clases de medicamentos, especialmente a los cardiovasculares, los del sistema nervioso, los antiinfecciosos y los anticancerígenos.
‘Durante mucho tiempo los fabricantes no asumieron el problema, informaron de la escasez muy tarde, o no lo hicieron’, declaró la directora de asuntos jurídicos de la ANSM, Carole Le Saulnier, y añadió que ‘se trata de un gran avance para los pacientes, ya que es la primera vez que la legislación de la Unión Europea impone un requisito de existencias de dos meses’.
Las autoridades sanitarias podrán ahora imponer sanciones financieras a los fabricantes que no adviertan del nivel de sus existencias o no mantengan la reserva legal de seguridad.
Por su parte las asociaciones de usuarios culparon a las empresas farmacéuticas de aprovechar ‘la ventaja económica de producir sin existencias’, así como de no almacenar ‘los medicamentos más antiguos, que son los más utilizados, y suelen escasear porque son baratos’.
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