El texto calificó como una intervención arrogante en los asuntos internos de la isla la declaración promovida por Estados Unidos tras disturbios ocurridos en la mayor isla del Caribe el 11 de julio último.
Se trata, de acuerdo con la misiva, de una grave violación de las normas básicas de las relaciones internacionales.
El documento señaló al bloqueo impuesto por Washington como la causa principal de la escasez de medicamentos y de energía eléctrica que padece el país caribeño, contrario a los derechos de su pueblo a la subsistencia y al desarrollo.
Nos oponemos rotundamente a la imposición de sanciones coercitivas unilaterales y a la injerencia en los asuntos internos de otros países con el pretexto de la supuesta ‘libertad’, ‘derechos humanos’ y ‘democracia’, agregó la declaración. Asimismo, apoyó los esfuerzos de Cuba para superar el impacto de la pandemia de la Covid-19, promover el desarrollo económico y mantener la estabilidad social.
El grupo reafirmó su firme respaldo a Cuba en la exploración de un camino de desarrollo acorde a sus condiciones nacionales.
Asimismo, ratificó la disposición a trabajar con sus homólogos caribeños para implementar los consensos alcanzados entre líderes de ambos países, así como desempeñar un papel positivo en promover el intercambio y la cooperación entre los órganos legislativos.
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