El pasado sábado se cumplieron 22 años que llegó a Cuba para filmar ‘La estrella fugaz’, dirigida por Philippe de Broca, momento trascendental en su carrera pues se trataba de una obra de ficción al estilo de Pierrot el loco (Jean-Luc Godard, 1965). En su edición fue renombrada Amazone.
Fueron varias semanas que lo llevaron a diversos set en Trinidad, Cienfuegos, Matanzas y La Habana. Ya tenía 66 años, con barba y cabellos ralos y blancos, pero con apetito de conocer, simpático y asequible al público.
En la tercera villa cubana, Patrimonio Cultural de la Humanidad, Prensa Latina compartió con el mito del cine galo, ganador del León de Oro en el 2016 en el Festival Internacional de Cine de Venecia.
Estaba admirado, dijo, por el clima, la naturaleza y el donaire de los cubanos.
Esperaba que no fuera su única visita a la isla caribeña, se encontraba feliz, disfrutaba por filmar a cielo abierto, viviendo la naturaleza pródiga con su gente maravillosa.
Durante cuatro jornadas Belmondo, junto a la actriz gala Arielle Dombasle, dieron vida por el Valle de los Ingenios y la villa Monumento del Caribe a una comedia muy complicada, demostrar que los personajes tenían una vida infinita.
Belmondo (1933-2021), con una larga filmografía, recibió la Legión de Honor de la República Francesa y designado oficial de la Orden Nacional del Mérito.
Los estudiosos de las artes elogiaron sus notables dotes histriónicas, capacidad de asumir multiplicidad de roles, rompiendo los estereotipos masculinos en el cine francés de los años sesenta.
mem/rga