En el centro histórico de esa urbe, conocida como el Balcón del Oriente Cubano, se encuentra la Plaza Martiana, en la que cada 19 de mayo, aproximadamente, a las 14:30 horas, cuando se estima cayó el Apóstol en Dos Ríos, un haz de luz se refleja sobre el rostro esculpido de Martí.
La mascarilla de bronce, hecha y donada por la escultora Rita Longa, forma parte de los diversos componentes que integran el parque, concebido por el arquitecto Domingo Alás, quien logró ese fenómeno luminoso mediante un espejo plano situado en la cabeza de un pedestal.
Su ubicación, según las coordenadas solares específicas, posibilita que al incidir la luz solar, esta se refracte e ilumine el rostro del Héroe Nacional de Cuba, incorporado en una de las cinco paraboloides hiperbólicas en forma de estrella que integran el monumento, inaugurado el 25 de marzo de 1995.
El conjunto comprende, además, un reloj solar de unos siete metros de diámetros, el cual marca la hora con precisión cada cinco minutos exactos.
También, y asociado al reloj, un calendario solar señala los inicios de los equinoccios y solsticios, así como 65 fechas importantes en la vida de Martí, entre ellas su natalicio, días de algunos de sus principales discursos y muerte.
De la Plaza resaltan, también, dos líneas semicirculares –hechas en bronce- que representan los días 28 de enero y 19 de mayo; cada año, durante esas jornadas, la sombra proyectada por el gnomon –barra del reloj solar- recorre los trazos como otro elemento dedicado al más universal de los cubanos.
La singularidad de este espacio, donde ciencia, historia y arquitectura se conjugan, lo ha convertido en un símbolo de Las Tunas, y centro cultural en el cual desde la admiración, el respeto y amor se rinde homenaje a José Martí.
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