La muestra, auspiciada por la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Dirección de Estudios y Estadísticas del Ministerio de Trabajo, pone en cuestión la medida gubernamental adoptada la pasada semana de eliminar la obligatoriedad del teletrabajo en el sector privado.
De acuerdo con los resultados, la casi totalidad de los entrevistados dijo querer trabajar a distancia entre dos y tres días a la semana como máximo.
Entre las ventajas citadas se encuentran el ahorro de tiempo debido a los desplazamientos, mayor autonomía en las tareas, mejor concentración, entre otras, lo que repercute en una mayor eficiencia, pero solo si existe una supervisión adecuada, lo que no siempre ocurre.
Al mismo tiempo, uno de los mayores inconvenientes es la dificultad para desconectar del ámbito laboral, dos tercios de los encuestados indicaron que no habían establecido con su jefe tiempos de descanso específicos, y una proporción similar declararon sentirse más presionados cuando trabajan desde casa.
Estas preocupaciones son compartidas igualmente por los directivos, que también participaron en el sondeo, porque sólo el 8 por ciento de ellos se siente completamente seguro de poder detectar una situación de descontento a distancia.
El teletrabajo se implantó en Francia como medida de emergencia durante el primer confinamiento de la pandemia de la Covid-19, pero se extendió sin que los trabajadores pudieran contar con el equipamiento y los recursos adecuados, otra de las deficiencias detectadas por el estudio.
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