La liberación de la zona ocurrió tras la implementación de un acuerdo alcanzado por mediación de Rusia y en el que al menos 850 integrantes de agrupaciones armadas ilegales se entregaron.
Los militares, según difundió la televisión estatal, comenzaron a peinar las calles, plazas y casas para desactivar minas y bombas remanentes de los radicales con el fin de garantizar entrada segura a los talleres que se encargarán de la rehabilitación de la infraestructura de servicios.
Asimismo, detectaron un túnel cavado debajo de edificios residenciales que utilizaban para infiltrarse y atacar los puestos de control del Ejército dentro de la cabecera provincial.
Fuentes consultadas por Prensa Latina indicaron que los elementos armados que rechazaron la reconciliación se concentran en los barrios de Tarik al-Sad y al-Mukhayam, y que el Ejército comenzó negociaciones con ellos para que depongan las armas o abandonen la provincia hacia zonas en el norte de Siria, controladas por grupos armados proturcos.
Deraa al-Balad fue cuna del movimiento armado contra el Gobierno sirio, además de ser una zona estratégica por estar a un solo kilómetro de la frontera con Jordania y por la misma pasan el gasoducto y la línea eléctrica árabe.
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