Con sus 67,2 metros de altura y 30 de diámetro en la base, de acuerdo con exámenes practicados por expertos de la Sociedad Espeleológica del país y profesionales de otras regiones, a pesar de haber perdido la primacía continúa entre las de más tamaño del planeta.
Situada dentro de la cueva conocida como Martín Infierno y con alrededor de cinco millones de años de formada, la estalagmita de color rojizo, debido a la descomposición de minerales de hierro combinados con el carbonato de calcio, puede ser admirada desde un balcón natural de la cavidad.
Allí, en la fosa-salón de 93 metros de profundidad denominada como ‘furnia del infierno’, destaca esta formación custodiada por otras dos de 32 y 25 metros, y por auténticas flores de yeso (dos) de unos 30 metros.
Para medirla fue necesario, según el diario Granma, usar hilos atados a racimos de globos con hidrógeno, entre otros recursos; e igualmente difícil resultó fotografiarla, un hecho acaecido a mediados de la década de los 90 del pasado siglo.
Fue el fotógrafo cienfueguero Omar García quien logró la hazaña y para ello necesitó emplear tres potentes bombas de magnesio, una película de gran sensibilidad, además de un potente flash y filtros.
En el año 2011 un grupo multidisciplinario logró iluminar la estalagmita, lo cual permitió grabarla por primera vez con una cámara de televisión.
Pero tan interesante como la ‘piedra’ gigante es su entorno, la cueva Martín Infierno, ubicada en el Macizo de Guamuhaya (conocido como Escambray), a 57 kilómetros de la ciudad de Cienfuegos y a unos 25 de Trinidad en el centro de Cuba.
Descubierta en 1967, la caverna posee cinco salones de grandes proporciones: el de entrada, salón del campamento, del terreno de pelota, de las nieves y la ya mencionada ‘furnia’, que unidos a las galerías del sistema le confieren un desarrollo lineal de 793 metros y un desnivel de 179 metros.
Las investigaciones revelaron que la cavidad posee dos entradas, una de ellas a 650 metros sobre el nivel del mar, de manera que para adentrarse hay que descender a lo largo de diez metros casi de forma vertical.
Pareciera una caída insalvable hacia las profundidades, por lo que no es de extrañar su nombre, asociado también a la leyenda de un supuesto esclavo fugitivo llamado Martín, quien huyendo de sus perseguidores (o de las abejas de acuerdo con otra versión) cayó al abismo.
La cueva es Monumento Nacional, sitio de hallazgos de fósiles y madre de la estalagmita que tanto orgullo diera a los cubanos.
En la caverna Son Doong, en Vietnam, está la que actualmente es considerada como la formación de este tipo más grande del mundo, denominada Hand of Dog (la mano de perro), de 70 metros de altura; lo cual deja a la cubana muy cerca del podio de premiaciones, hasta que la natura vuelva a asombrarnos.
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