Está claro que esa política persigue hoy el mismo objetivo que cuando se implementó seis décadas atrás, afirmó en el diario Morning Star, tras recordar que en 1962 un alto funcionario norteamericano aconsejó recurrir a todos los medios disponibles para debilitar la economía de Cuba, causar hambre, desesperación y derrocar a la naciente Revolución Cubana.
Hickman también denunció el recrudecimiento de esa medida unilateral bajo la administración republicana del presidente Donald Trump (2017-2021), y el desencanto provocado por su sucesor, el demócrata Joe Biden, quien prometió levantar algunas de las sanciones durante la campaña electoral, pero las mantiene en la práctica.
Nunca pudimos imaginar que el pueblo cubano, que ya sufría de escasez de alimentos, medicinas y combustible como resultado de la política de Trump, tuviera que enfrentar ahora penurias aún mayores en los momentos más duros de la pandemia de Covid-19, afirmó.
En ese sentido, recordó que el martes pasado, Biden prorrogó por un año más la Ley de Comercio con el Enemigo, uno de los estatutos que codifican el bloqueo económico, comercial y financiero de Washington contra La Habana.
Señaló además que unido a la guerra económica, el Gobierno estadounidense aumentó el financiamiento para los programas de subversión encubierta y públicos, dirigidos a agitar a la población y provocar disturbios como los ocurridos el 11 de julio pasado en algunas ciudades cubanas.
La activista adelantó, a su vez, que el Trade Union Congress, una de las mayores centrales sindicales del Reino Unido, condenará la semana próxima durante su conferencia anual el bloqueo norteamericano a Cuba, y convocará a sus miembros a redoblar la solidaridad y la ayuda para el pueblo cubano.
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