Los extremistas de la llamada Junta para Liberación del Levante —inscrita en la lista del terrorismo internacional— junto a expertos franceses, belgas y marroquíes, realizaron modificaciones a los cohetes de fabricación local y le agregaron ojivas con gases cloro y sarín, informaron las fuentes.
El proceso de modificación, según detallaron, se efectuó en una de las sedes terroristas cerca de la ciudad de Idlib y tomó alrededor de dos semanas.
Los ocho cohetes reformados fueron transportados por medio de dos ambulancias de los llamados Cascos Blancos hacia la meseta de Jabal Al-Zawiya y el municipio de Jesser al-Shughur, en el sur y suroeste de Idlib, y hacia el área de la llanura al-Ghab en el norte de la provincia de Hama, precisaron los activistas.
Estos misiles se entregaron a los radicales del llamado Partido Islámico del Turquestán y de la Junta para Liberación del Levante, antes conocido como Frente al Nousra.
Probablemente los cohetes modificados serían utilizados por las organizaciones terroristas que las recibieron para acusar luego al Ejército Árabe Sirio de utilizar armas prohibidas internacionalmente, remarcaron.
Siria rechazó en varias ocasiones los informes de la Organización de Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) que acusaron a las autoridades de Damasco de emplear este tipo de armamento y aseguró que los terroristas escenifican ataques para imputar al Estado, cumpliendo órdenes de sus operadores externos.
Denunció, además, que esas acciones son gestionadas y apoyadas por Estados Unidos, algunos gobiernos occidentales aliados y los servicios de inteligencia turca, que no solo ofrecen asesoramiento sino cobertura mediática y política.
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