Al hablar de las acciones del último año, los integrantes de la Asociación Martiana de Cubanos Residentes en Panamá (Amcrp) reconocieron que la defensa a la familia estuvo en el eje central, cuando convocaron varias caravanas automovilísticas dominicales para gritar un NO al Bloqueo de Estados Unidos a Cuba.
Así ocurrió también con la necesaria ayuda de insumos médicos para enfrentar la crisis sanitaria en la lejana Patria, que asediada por el uso imperial de la Covid-19 como arma de guerra, le negaron accesos a mercados y los patriotas desde el exterior exprimieron sus bolsillos para compartir con los suyos en momentos económicos difíciles.
Pero como ocurre en toda acción, hay líderes que convocan desde el pedestal de la moral y esos fueron Humberto Pérez y Jorge Guerra, quienes lograron arrastrar consigo a una oleada de buenas personas, quienes a su vez sumaron a otros.
Entonces, desde la casona de la calle Cuba, en la capital panameña, sede de la Embajada del país antillano, no solo la Patria os contempló orgullosa como dice el himno nacional cubano, sino que sus integrantes se sumaron al esfuerzo y ayudaron a movilizar las cargas, además de otras asistencias logísticas.
Hasta los ‘infiltrados’, como jocosamente alguien llamó a algunos panameños presentes, se sumaron a ese sentido unitario que genera en la distancia un país, donde la solidaridad brota en sus calles. Por eso Lilian Ruíz recordó que para querer a Cuba no hay que ser cubano y recordó a José Martí en su frase Patria es Humanidad.
También Gabriela Rosas, una chilena recibida en la isla antillana cuando la dictadura de Augusto Pinochet abusó de ella, caló hondo en los presentes al compartir las hermosas respuestas que algunos sus compañeros de la Coordinadora de Solidaridad dieron sobre lo que significa Cuba para ellos.
Desde la representación oficial cubana llegó la voz de Anidelys Rojas, la recién estrenada cónsul, quien afirmó que ‘nos encontramos hoy aquí para celebrar la oportunidad que nos ha dado la vida de poder decir que somos cubanos, y que en cualquier lugar del mundo mantendremos vivas nuestra cultura, tradiciones y alegría’.
Y cuando la fiesta anunciaba el colofón de una jornada a la criolla, la embajadora Lidya Margarita González tomó el micrófono para reconocer ‘lo lindo que se les ve unidos, a ese esfuerzo por continuar avanzando muy vinculados todo el tiempo con nuestra Patria’.
Desde sus puestos en primera fila, Ángel Baños y Walter Ferrás, iniciadores de esta organización, aplaudieron complacidos a quienes tomaron sus banderas y elevaron la comunidad cubana en Panamá a escaños superiores.
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