Considerado el decano de los autores de música de concierto en la isla, el centenario artista dejó un invaluable legado en el que sobresalen tres sinfonías, piezas para solistas, orquestas de cuerda y de cámara.
Dentro de su obra destacan además las piezas Los diablitos, Sudor y látigo, Gran sonata para piano, y el Quinteto para orquesta de cuerdas, entre otras.
Diez Nieto también dejó un importante legado como pedagogo a ser maestro de varias generaciones de músicos cubanos y fundar en 1949 el Instituto Musical de Investigaciones Folklóricas, en 1963 pasó a ser Seminario de Música Popular, y la Orquesta Popular de Conciertos Gonzalo Roig.
Por sus aportes a la música y cultura cubanas recibió la Orden Félix Varela de Primer Grado que otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba, el Premio Nacional de Enseñanza Artística y el Premio Maestro de Juventudes que concede la Asociación Hermanos Saíz.
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