Durante el análisis de la nueva Ley de Tribunales de Justicia por el legislativo, Hernández, quien sufrió prisión en Estados Unidos por intentar detener operaciones terroristas contra su país, comentó al plenario cuán diferente funcionan las cortes en la nación norteña.
Refirió lo amañado del proceso mediante el cual él y otros cuatro cubanos fueron inculpados de espionaje, conspiración para cometer asesinato y otros delitos, por los cuales recibieron largas condenas luego de un juicio para nada imparcial.
Son ellos quienes se abrogan el derecho de criticar a Cuba, apuntó, y recordó a varias personas que conocieron durante su bregar por la ‘justicia’ estadounidense y en prisión, quienes cumplían sentencias por crímenes que no cometieron.
Solo bastaba leer los papeles para saber que no eran culpables, dijo Hernández, pero estaban en la cárcel porque no tuvieron una representación legal adecuada por ser personas pobres, indocumentadas…, algunos incluso llevaban el peso de una cadena perpetua.
‘Ese sistema que tanto crítica a otros países, que tanto se abroga el derecho de cuestionar a otras naciones, ese sistema les falló por ser pobres, por ser inmigrantes, por no tener los recursos para defenderse’, enfatizó.
El diputado contrastó el ejemplo con la realidad cubana, donde el proyecto de ley de los tribunales, que busca garantizar los derechos de las personas y el acceso a la justicia, es analizado, evaluado y discutido a lo largo de varios meses, luego de un profundo proceso de construcción colectiva con la intervención de especialistas y la ciudadanía.
Diferente también por las personas que deciden dentro del parlamento y quienes intervienen en el sistema judicial, a donde no se llega mediante el dinero, como sí ocurre en Estados Unidos.
Puso el ejemplo de una joven jueza de la provincia de Guantánamo (oriente), que es a la vez legisladora, quien no tuvo que invertir un centavo para ser electa en sus responsabilidades y, por tanto, no tiene otro compromiso con su voto, o sus decisiones, que no sea el de representar bien al pueblo y ser imparcial.
‘Estoy orgulloso, después de haber estado del otro lado de la película, de ser parte de la aprobación de esta ley’, subrayó Hernández, quien consideró el momento como revolucionario, al aplicar el concepto del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, donde se afirma la necesidad de cambiar todo lo que deba ser cambiado.
El parlamentario resaltó la valía de la legislación que garantiza la impartición de justicia como aspira el sistema socialista, donde cada persona, más allá del dinero o la posición que ocupe dentro de la sociedad, esté respaldada para recibir un proceso justo.
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