Ciuca no logró hasta ahora acuerdos de coalición que le permitan presentar ante el Parlamento una propuesta sólida de gabinete, lo que amenaza con prolongar una crisis política que comenzó meses atrás, luego de la destitución de Florin Citu, víctima de una moción de censura.
La prensa nacional describió entonces esa sesión legislativa como ‘llena de descalificaciones personales por parte de todos los oradores’.
Rumanía no necesita un Gobierno en minoría en medio del peor rebrote de la pandemia de Covid-19 y la subida en los precios de la energía, sentenció el socialdemócrata Marcel Ciolacu, quien instó a otras formaciones políticas a estudiar una solución ‘mejor’ o prepararse para elecciones anticipadas, según la agencia de noticias Bloomberg.
Primero el exmandatario Dacian Ciolos (2015-2017), del partido Unión Salvar Rumanía, recibió de parte del actual presidente Klaus Iohannis el encargo de formar gobierno tras la destitución de Citu.
Su fuerza política fue una de las responsables de la caída del último ejecutivo y buscó infructuosamente un entendimiento con el resto de formaciones para sacar al país de la actual inestabilidad política.
Por esos días Iohannis advirtió sobre la posibilidad de un bloqueo político e instó a todos los partidos a ‘sentarse a conversar para armar posibles coaliciones’.
Tales reclamos no surtieron efecto y el líder de la formación reformista URS-PLUS recibió el rechazo legislativo al obtener solo el respaldo de 88 diputados frente a los 184 que votaron en su contra.
Entonces Ciuca heredó la tarea tras reuniones de Iohannis con los líderes de los diversos grupos parlamentarios.
Al realizar sus primeras declaraciones, el elegido anunció que negociaría con todas las fuerzas políticas responsables para que el país recuperara un Gobierno con plenos poderes en el menor tiempo posible.
Pero su intención choca hoy con la negativa de los liberales, cuyo apoyo se antoja decisivo toda vez que constituyen el principal partido opositor en el legislativo.
De fallar este intento para crear un nuevo Ejecutivo, Iohannis podrá convocar nuevas elecciones en las que el PSD sería el gran beneficiado, según las encuestas.
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