El objetivo de la iniciativa fiscal es recaudar cientos de miles de millones de dólares de los aproximadamente 700 multimillonarios de esa nación y así contribuir a financiar las principales propuestas económicas impulsadas por el presidente Joe Biden: el plan de infraestructuras y el proyecto de beneficios sociales.
Ese último paquete de inversiones, valorado inicialmente en 3,5 billones de dólares, pero con grandes posibilidades de quedar por debajo de esa cifra, se encuentra estancado en el Congreso, debido a las divisiones internas de los demócratas, entre otras cuestiones, por la forma de financiarlo.
Una encuesta del portal Vox y Data forProgress, realizada del 8 al 12 de octubre, reveló que el 71 por ciento de los votantes apoya aumentar los tributos fiscales de los estadounidenses con mayor lucro para sufragar la propuesta, que incluye medidas destinadas a disminuir el impacto del cambio climático, programas educativos y de salud, entre otros.
Dicha postura mayoritaria está en sintonía con los resultados de otra investigación reciente, la cual mostró que la riqueza de los multimillonarios estadounidenses creció más de dos billones de dólares durante la pandemia de la Covid-19, uno de los signos más inquietantes de la desigualdad norteamericana.
Según advirtió el sitio inequality.org, la bonanza de los acaudalados contrasta con los 89 millones de ciudadanos que perdieron sus trabajos durante la emergencia sanitaria, los más de 45,5 millones que contrajeron la referida enfermedad y los más de 738 mil que fallecieron a causa del mal.
En estos momentos, los conocidos como súper ricos no tienen que contribuir al fisco por su acumulación de riquezas, o sea, por poseer bienes raíces, acciones y obras de arte, solamentelo hacen cuando se vende un activo.
Ante la brecha fiscal existente, aproximadamente el 80 por ciento de los estadounidenses, de acuerdo con un estudio del Centro de Investigaciones Pew, están molestos porque los adinerados no pagan “lo que sería justo”.
De ser aprobada la nueva propuesta de los demócratas, el Gobierno federal exigiría que los multimillonarios tributen anualmente por esas ganancias dormidas, independientemente de si venden algo.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, manifestó a la cadena de televisión CNN que no llamaría a eso un “impuesto a los ricos”, aunque sí facilitaría la obtención de ganancias de capital de las personas más pudientes y que actualmente no están gravadas.
Para la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, esa medida aportaría a los cofres del Estado al menos unos 200 000 millones de dólares en 10 años, una cantidad menor a los entre tres y 3,2 billones que planea gastar Biden con sus programas sociales.
Sin embargo, existe un problema: los republicanos, que siempre se han opuesto a ese tipo de propuestas, no darán su aprobación tan fácilmente, y por tanto el mandatario y los legisladores de la fuerza azul tendrán que buscar otra forma de financiar sus inversiones.
Mientras tanto, la brecha fiscal, al igual que otros problemas en Estados Unidos, seguirá como un asunto pendiente de solución.
(Tomado de Orbe)