Artistas del Ballet Nacional de Cuba, The Washington Ballet y San Antonio Ballet de Texas (Estados Unidos), la Ópera de París (Francia) y la Scala de Milán (Italia), se dieron cita la víspera en el Teatro Principal de Zaragoza, el más importante de esa ciudad.
La cita rindió un claro homenaje a los estilos clásico, romántico y contemporáneo, bajo el título Las Dos Orillas, por reunir a figuras de la danza que trabajan en uno y otro lado del Atlántico.
Durante el espectáculo, los primeros bailarines de Cuba Anette Delgado y Dani Hernández interpretaron los pas de deux Esmeralda y Aguas primaverales; mientras que la bailarina principal Claudia García asumió los duetos Diana y Acteón y Coppélia, acompañada del coterráneo Javier Morera, actual figura del Ballet de Washington.
Para Daniel Monserrat Barrau de El Periódico de Aragón, Delgado y Hernández “en Esmeralda desafían a la gravedad especialmente en sus momentos solistas”.
Otro miembro de la compañía norteamericana, Ariel Martínez, junto a Ginett Moncho bailaron Dueto, intensa obra de la coreógrafa cubana Ely Regina Hernández, apreciada por los españoles como “una auténtica batalla en el escenario del que, como no podía ser de otra manera, ambos salen vencedores”.
Esa pareja además presentó una escena del segundo acto de El lago de los cisnes, en versión de Alicia Alonso sobre la original.
La surcoreana Sae Eun Park, primera asiática en ser nombrada étoile (estrella) en la Ópera de París, y el primer bailarín francés Pablo Legasa, de la misma compañía, estrenaron Souvenez-vous de M’Aimer un Peu, coreografía de Stéphane Phavorin y el pas de deux de Don Quijote, en versión de Rudolf Nureyev.
También sobresalieron Katherine Barkman y Giancarlo Pérez, de The Washington Ballet, así como Martina Arduino y Marco Agostino, del Teatro alla Scala de Milán.
Al decir del crítico español, “12 de los grandes bailarines del mundo hicieron un despliegue descomunal y brillante sobre unas tablas que saben muy bien lo que es la buena danza”.
“El Atlántico es un océano que separa dos continentes, dos orillas que, en realidad, beben de un lenguaje común, la danza”, reflexionó Monserrat Barrau.
“El Teatro Principal de Zaragoza ha bebido de las dos orillas durante las casi dos horas en las que se ha prolongado una gala que ha brillado con fuerza y que ha conseguido prácticamente llenar la sala”, concluyó el reportero español.
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