Un comentario publicado en el diario Granma, órgano oficial de la organización política, reflexionó acerca de la coerción a la que son sometidos músicos u otros exponenetes del arte, antes de continuar la carrera profesional en esa ciudad.
Según el texto, manifestarse en contra del Gobierno cubano, sacar el sable y hundirlo hasta la empuñadura, es una moneda de cambio para abrirse paso en los inciertos circuitos culturales de Miami.
Recientemente Granma publicó las declaraciones del rapero argentino Daniel Devita, quien evidenció este mecanismo de extorsión en cantantes cubanos como Yulien Oviedo, Yotuel Romero y la agrupación Gente de Zona.
En su canal de Youtube, Devita explicó que estos artistas mentuvieron una posición de respaldo al Gobierno de la isla hasta hace unos dos años cuando, bajo presión, iniciaron un proceso radical de metamorfosis el cual coincidió con ascensos meteóricos de sus carreras en Miami.
En opinión del rapero argentino, se trata de la utilización de estas personas, a través del chantaje y la coerción, en golpes blandos y desestabilizadores en países que no responden a Estados Unidos.
Sobre el tema, el ex Embajador de Cuba en Washington, José Ramón Cabañas, enfatizó que eso no guarda ninguna relación con la forma en la que se recibe a los artistas de la nación caribeña en Los Ángeles, Chicago o Nueva York, que sí son capitales de cultura.
En declaraciones a Prensa Latina, el diplomático subrayó que Estados Unidos no es Miami donde hay una mafia cubanoamericana controladora que quiere transmitir estos mensajes de odio.
Diversos especialistas coinciden en señalar que la utilización del arte para generar desestabilización es un elemento necesario de la guerra no convencional contra la isla.
Las noticias falsas, la manipulación emocional, la ruptura institucional y la creación de líderes de opinión son algunas de las herramientas de esta estrategia descrita en el libro sobre golpe suave del politólogo estadounidense Gene Sharp.
mem/idm