Como era de esperar, el partido gobernante la República en Marcha y sus aliados hicieron valer su dominio en la Cámara Baja para la adopción del texto, por 118 votos a favor y 89 en contra, además de una abstención.
De esta manera, la Asamblea, instancia que en Francia tiene la última palabra en el Parlamento, puso fin al pulso oficialismo-oposición, evidenciado en votaciones y debates previos.
El Senado, controlado por Los Republicanos (derecha tradicional), adoptó dos veces un proyecto de ley sanitaria que incluía el 28 de febrero como fecha límite para acudir al pase, el cual contiene una prueba de vacunación completa contra la Covid-19.
Según el Gobierno, el documento constituye una herramienta esencial para combatir una pandemia que parece rebrotar en el país, mientras los opositores de derecha y de izquierda lo acusaron de banalizar el pase sanitario y de afectar libertades individuales y colectivas.
El pase es exigido en Francia para acceder a lugares con más de 50 personas, restaurantes, hospitales –salvo los servicios de urgencia-, algunos centros comerciales e instalaciones culturales, entre otras.
La extensión del uso de esta herramienta generó protestas de un sector de la población, traducidas en decenas de miles de personas que fin de semana tras fin de semana salieron a las calles, movimiento que perdió mucha fuerza en la segunda mitad de octubre.
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