De acuerdo con el comunicado emitido por la organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la urbe sobresale por sus virtudes en la música como principal categoría, entre otras 295 de 90 países.
En esta ocasión, la Unesco incluyó a 49 nuevas demarcaciones en la selecta lista, en la cual ya figuraban La Habana, por la música, y la villa central de Sancti Spíritus, por sus aportes en la artesanía y las artes populares.
La distinción conferida por el organismo se extiende también para reconocer desempeños significativos en el diseño, el cine, la gastronomía, la literatura y las artes digitales, entre otras categorías inherentes a la cultura.
Reconocida en Cuba y el mundo como cuna del son, el bolero y la trova, la ciudad de 506 años atesora un abolengo sonoro del cual es muestra la cita finalizada anoche, con raíces en los cantos corales que auspició en la capilla de la Catedral, Esteban Salas, considerado el primer músico cubano.
A seis décadas se remonta la antigüedad de este Festival, fundado por el Maestro Electo Silva, Premio Nacional de Música y connotado defensor y artífice del canto a voces, quien al fallecer en el 2017 dejó una estela de creatividad y originalidad en esa vertiente.
La emblemática Casa de la Trova, la más antigua del país, irradia también el encuentro musical de más larga data en Cuba, con el Festival Internacional Pepe Sánchez que durante cada marzo desgrana acordes y melodías a partir de las voces y guitarras.
Uno de los más recientes exponentes de la música en la urbe es el Septeto Santiaguero, ganador de dos premios Grammy y nominado consecutivamente en cuatro ocasiones, una de ellas enfocado en la versión anglosajona del galardón internacional.
Al Salón del Son, recientemente inaugurado en pleno centro histórico, se suma, igualmente en esas cercanías de la Plaza de Marte, el Iris Jazz Club, enfilado a la promoción y el auge de ese género sonoro.
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