La situación se volvió más tensa por el traslado a la zona de más de 12 mil soldados, equipos de defensa aérea, tanques de combate Leopard y Adams, desde el lado polaco, con el supuesto objetivo de contener a los miles de personas que pretenden ingresar en el territorio para cruzar hacia la Unión Europea (UE).
Ante tal despliegue, esta semana Minsk respondió que la actividad militar cerca de su frontera pone a prueba a parte de las fuerzas del Estado de la Unión, el bloque integracionista formado por Belarús y Rusia.
La víspera, unidades militares de ambos países realizaron prácticas tácticas conjuntas de desembarco aéreo en un campo de entrenamiento en la provincia belarusa de Grodno, limítrofe con Polonia.
Según el Ministerio de Defensa de este país, en los ejercicios participaron aviones rusos Il-76, así como helicópteros de las Fuerzas de Defensa Aérea de Belarús.
Tras el desembarco, los efectivos realizaron entrenamientos de combate como la toma y la conservación de una plaza de armas, la búsqueda y la eliminación de objetos, grupos de reconocimiento y sabotaje y formaciones militares ilegales.
El jueves, el presidente belaruso, Alexandr Lukashenko, informó que en conversación telefónica con su homólogo ruso, Vladimir Putin, acordaron controlar de conjunto las fronteras de su país con Polonia, los Estados bálticos y Ucrania.
“La situación allí es grave. Lo más importante es que se desviaron de los compromisos y no sabemos qué quieren”, señaló el mandatario en una reunión de Gobierno, a la vez que informó sobre la llegada al país de dos bombarderos rusos Tu-160 con misiles estratégicos a Belarús.
Horas antes, su Ministerio de Defensa indicó que los aviones completaron diversos estudios de combate en el espacio aéreo del país por el “comportamiento inadecuado” de las fuerzas polacas.
Como si no bastará, el pasado 10 de noviembre el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, acusó a Moscú de ser responsable de la situación en la frontera entre su país y Belarús.
El jefe del Ejecutivo de Varsovia manifestó en una reunión del Sejm (Cámara Baja del Parlamento polaco) que esa crisis migratoria forma parte de la política de Rusia, que supuestamente controla las acciones del presidente belaruso.
Por su parte, el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, calificó de inaceptables las declaraciones de Morawiecki y aseguró que Moscú no está implicado en los sucesos en la frontera belarusa-polaca, pero está apoyando los esfuerzos para resolver la situación.
En su opinión, la medida aplicada por Varsovia de cerrar la frontera común a causa de la crisis migratoria constituye un “intento de asfixiar a Belarús” y “solo complicará las cosas”.
Sobre la alianza entre Moscú y Minsk, señaló que su país nunca ocultó su disposición a proporcionar toda la ayuda necesaria a Belarús en los momentos más difíciles y confirmó que Rusia ya lo hace.
“En primer lugar, se trata de ayudas económicas, pero también de todo lo demás necesario”, explicó, al referirse a los compromisos bilaterales firmados en el marco del Estado de la Unión.
Este jueves el secretario de Estado de Asuntos Europeos francés, Clement Beaune, declaró en París que los datos sobre la crisis migratoria en las fronteras de la UE con Belarús no permiten hablar sobre la participación de Moscú en la organización del envío de migrantes.
“Obviamente, si Rusia no es parte del problema, entonces es parte de su solución”, dijo el alto funcionario al canal de televisión BFM.
Sin embargo, la solución del conflicto se torna difícil, porque frente a la posibilidad del diálogo civilizado la UE optó por amenazar a Belarús con la adopción de nuevas medidas en su contra.
Sobre el tema, el canciller belaruso, Vladimir Makei, reiteró esta semana en Moscú que ante la probable imposición del quinto paquete de sanciones su país reaccionará de manera adecuada.
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