El punto de arribo del almirante a la mayor de las Antillas no ha estado exento de polémica; sin embargo, diversos estudios de instituciones nacionales y foráneas, así como de reconocidos investigadores del país —entre ellos el prestigioso científico, geógrafo, arqueólogo y espeleólogo Antonio Núñez Jiménez—, coinciden en que resulta precisamente esta zona la descrita en el diario del navegante y nombrada como San Salvador.
Colón fue categórico y la describió como “la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto”. No se equivocaba el marino, pues la vegetación, las vistas de las bahías de Jururú y Bariay y las más de 140 especies de la fauna presentes allí conforman un verdadero espectáculo.
En el lugar —situado en el municipio de Rafael Freyre, a unos 37 kilómetros de la ciudad de Holguín— el color verde de los cocoteros y las palmas reales contrasta con el azul del océano Atlántico.
Por todos sus atributos, el Parque Monumento Nacional Bariay —área natural protegida— constituye un interesante producto de la industria del ocio, con modalidades de sol y playa, excursión e historia, lo cual lo convierte en uno de los destinos preferidos de la zona oriental del archipiélago.
Agencias de viajes promocionan paquetes turísticos que comprenden actividades como cabalgatas, visita a la Casa Museo del Guardabosque, espectáculos en la Aldea Aborigen, tiempo de baño en las azulísimas aguas y almuerzo en el restaurante Colombo, desde cuyo mirador alcanzan a divisarse unos 400 metros lineales de playa en forma de pequeñas conchas acantiladas.
De los espacios incluidos en el Parque sobresale un conjunto escultórico erigido en 1992 y dedicado al encuentro entre dos culturas ocurrido en el lejano siglo XV. Con arcos neoclásicos semejando ruinas quedó representada Europa, y con réplicas de objetos descubiertos durante excavaciones arqueológicas, la comunidad aborigen.
Desde hace varios años, la Fiesta de la Cultura Iberoamericana cierra sus sesiones en el sitio, con varias actividades consagradas a la significación histórica de aquel contacto entre los españoles que “descubrían” el llamado Nuevo Mundo y los nativos de la isla radicados en el área.
La belleza natural de Cayo Bariay lo ha convertido más de una vez en escenario para sesiones fotográficas y filmación de videoclips y programas culturales.
Antes de la pandemia de la Covid-19, el lugar era muy frecuentado por vacacionistas locales y foráneos, una realidad que seguramente estará de vuelta a partir de la apertura de fronteras.
(Tomado de Prisma)
















