Un artículo suscrito por Sara Reardon en Nature, una revista internacional semanal, con oficinas en varias ciudades del mundo, destacó que los datos preliminares muestran que una combinación de tres dosis de las vacunas Soberana 02 tiene una eficacia del 92,4 por ciento en los ensayos clínicos.
Cuando comenzó la pandemia de Covid-19, Cuba decidió no esperar a que el resto del mundo desarrollara vacunas. El embargo (bloqueo) económico de 60 años de Estados Unidos contra el país, que impide la exportación de productos fabricados en la nación norteña, dificultaría la adquisición de fármacos, sabían los investigadores y funcionarios, señala el artículo.
«Lo mejor, para proteger a nuestra población, era ser independientes», dijo Vicente Vérez Bencomo, director general del Instituto Finlay de Vacunas de La Habana.
Al valorar la eficacia de los inmunógenos cubanos, la publicación destacó el caso de Soberana 02, del Instituto Finlay.
Añadió que “parece ser eficaz contra la variante Delta del coronavirus SARS-CoV-2, altamente transmisible, que ha provocado un aumento de las hospitalizaciones y las muertes en todo el mundo y que ahora representa casi todos los casos de Covid-19 en Cuba”.
Nature abordó el trabajo desarrollado por los científicos cubanos en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de La Habana con Abdala, una vacuna de tres dosis, que tuvo una eficacia superior al 92 por ciento en los ensayos de fase III que incluyeron a más de 48 mil participantes, pero los resultados completos aún no se han publicado.
Precisó la periodista que en los estudios desarrollados las vacunas del Instituto Finlay alcanzaron “una eficacia similar a la de las fabricadas por Johnson & Johnson (J&J) en New Brunswick, Nueva Jersey, y AstraZeneca en Cambridge, Reino Unido” y directivos de ese centro indicaron que pueden producir 10 millones de dosis de Soberana 02 al mes.
Las vacunas basadas en proteínas como Soberana 02 y Abdala podrían tener algunas ventajas sobre otros tipos de inyecciones, dijo Craig Laferrière, jefe de desarrollo de inmunógenos de Novateur Ventures en Toronto (Canadá), que ha estado comparando la seguridad y la eficacia de las inyecciones de COVID-19.
A diferencia de las vacunas de ARN mensajero (ARNm) producidas por Pfizer, con sede en Nueva York, y Moderna, con sede en Cambridge (Masschusetts), las proteicas como las cubanas no necesitan mantenerse a temperaturas extremadamente bajas, lo que facilita su distribución en zonas remotas.
Asimismo Laferrière estimó que el fármaco cubano podría “tener menos efectos secundarios que las vacunas de AstraZeneca y J&J, que utilizan un adenovirus para introducir en las células el gen de una porción diferente de la RBD y que se han relacionado con coágulos sanguíneos” Al valorar cómo las vacunas antiCovid-19 basadas en proteínas podrían cambiar la pandemia, John Grabenstein, presidente de la consultora Vaccine Dynamics en Easton, Maryland, señaló que cree que “será una adición útil para el mundo».
Mientras tanto, puntualizó el artículo de Nature, Cuba sigue adelante con su estrategia de desarrollo de la vacuna antiCovid-19, además de las citadas, la Soberana 01 de Finlay, y la Mambisa del CIGB, que están en fase de ensayos clínicos.
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