Este marco normativo, adoptado por los 193 países participantes en la Conferencia General, será el primero de ámbito internacional encaminado a convertir la ciencia en una disciplina más transparente, accesible, equitativa e inclusiva, según señaló el comunicado.
La pandemia de Covid-19 puso de manifiesto que “el acceso abierto a las publicaciones científicas, el intercambio de datos científicos y la colaboración más allá de la comunidad científica, pueden acelerar la investigación y reforzar los vínculos entre la política científica y la sociedad”, resaltó la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay.
Añadió que el acuerdo “promoverá una mayor adopción de prácticas abiertas, fomentará una mayor adhesión a la ciencia abierta y garantizará que los resultados de la investigación beneficien a todos”.
El objetivo es que los investigadores utilicen “licencias abiertas para compartir más ampliamente sus publicaciones, datos, software e incluso hardware”, reforzando con ello la cooperación científica internacional.
En la actualidad cerca del 70 por ciento de las publicaciones científicas son de pago, si bien en los últimos dos años esta proporción “se redujo casi un 30 por ciento en el caso de las publicaciones relacionadas específicamente con la Covid-19, lo que demuestra que la ciencia puede ser más abierta” explicó el comunicado.
Con la aprobación de la Recomendación de la Unesco, todos los países firmantes se comprometen a cumplir unas normas comunes para la ciencia abierta, al acordar un conjunto de valores y principios básicos compartidos, y a informar sobre sus progresos cada cuatro años.
Al mismo tiempo se pide a los Estados miembros que establezcan mecanismos de financiación regionales e internacionales dedicados a la ciencia abierta y que garanticen que toda la investigación financiada con fondos públicos respete los principios y valores fundamentales de la ciencia abierta.
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