Escudados en la necesidad de proteger a la Unión Europea (UE) de la entrada de alrededor de dos mil inmigrantes ilegales, a principios de noviembre fueron trasladados hacia esa zona del lado polaco cerca de 23 mil efectivos, tanques de combate Leopard y Adams, aviones y otros equipos militares.
“Todo esto se hace con el pretexto de proteger a la UE de la invasión de refugiados de los países bombardeados y saqueados por la coalición occidental, liderada por Estados Unidos”, subrayó el presidente belaruso, Alexandr Lukashenko.
El ministro de Defensa de ese país, Victor Jrenin, declaró que no había explicación lógica para tal despliegue militar. Explicó que según la Declaración de Viena sobre medidas destinadas a fomentar la confianza y la seguridad, si un país despliega más de seis mil efectivos en la frontera, debe intercambiar datos y realizar consultas con el Estado vecino.
La OTAN refuerza su infraestructura militar en las inmediaciones de las fronteras del Estado de la Unión de Rusia y Belarús, y genera una situación militar y política complicada, reconoció a finales de octubre el titular ruso de Defensa, Serguéi Shoigú.
“Están creando reservas de armas, equipos militares y material y están elaborando medidas para la transferencia de tropas”, declaró el alto funcionario ruso durante una reunión de los ministerios de Defensa de ambos países.
Informó que en Polonia, Lituania, Estonia y Letonia fueron ubicados una brigada blindada del Ejército de Estados Unidos y cuatro grupos tácticos de batallones multinacionales.
“Se formaron cuarteles generales de la OTAN en Rumanía, Polonia y Letonia. Están aumentando la capacidad de las infraestructuras portuarias y de los aeródromos”, indicó.
Shoigú estimó que el número de fuerzas de intervención rápida de la Alianza casi se duplicó, pasó de 25 mil a 40 mil efectivos, y denunció que Washington despliega sistemas antimisiles Aegis Ashore en Rumanía y Polonia.
MAR NEGRO, UNA ZONA DE PELIGRO
Una vez más, Rusia llamó la atención a mediados de noviembre acerca de la presencia de buques de guerra de Estados Unidos, la OTAN y sus aliados en el mar Negro con el objetivo de probar la capacidad de respuesta de las fuerzas del país.
En la zona se encontraban entonces el buque insignia Mount Whitney y el destructor con misiles guiados Porter, ambos de Estados Unidos, cuyas acciones fueron monitoreadas por las fuerzas y medios de la Flota del Mar Negro de Rusia.
“Cuando un barco de una potencia no regional entra en el mar Negro, cuando sabemos que tiene un arma de alta precisión de largo alcance a bordo, entendemos que no va en un viaje turístico”, apuntó el ministro de Defensa ruso en declaraciones a la prensa local.
Shoigú dijo que por esas razones las fuerzas rusas lo vigilan y acompañan. “Entendemos que en cualquier minuto, en cualquier momento es posible una provocación, como sucedió no hace mucho con un barco británico. Por supuesto, no debemos permitir esas cosas”, subrayó.
“Es un intento casi constante de probarnos, de verificar en qué medida estamos listos, en qué condiciones tenemos todo el sistema construido a lo largo de la costa del mar Negro, en general, en el sur de nuestro país”, manifestó.
Para Moscú, las mayores preocupaciones se concentran al suroeste, en sus límites con el Donbass ucraniano, donde se autoproclamaron las repúblicas populares de Donestk y Lugansk, además de la península de Crimea y el mar Negro, el mayor teatro de operaciones militares marítimas de la región.
UCRANIA ABRIÓ LAS PUERTAS A LA OTAN
El presidente ucraniano, Vladimir Zelensky, abrió las puertas a la OTAN y le dio la bienvenida a los marines estadounidenses bajo el pretexto de proteger la nación de los peligros vecinos, sin esconder su interés público de afiliar al país al bloque occidental.
El 10 de noviembre fue aprobada la Carta de Asociación Estratégica Estados Unidos-Ucrania, con una marcada carga geopolítica en contra de Rusia y que subraya la disposición de Washington de fortalecer la cooperación militar con Kiev.
Durante casi todo el año, fueron anunciadas y reportadas en detalles maniobras militares en Ucrania de toda índole, con la participación de países miembros y socios de la Alianza, y convierten en zona de alarma los límites territoriales de los tres países.
Para Yuri Pilipson, director del Cuarto Departamento Europeo de la Cancillería rusa, “es bastante obvio que este tipo de entrenamiento provoca, y no previene, situaciones de conflicto”, dijo.
Con pocos días de diferencia entre uno y otro, Bucear, Cossack Mace y Brisa Marina fueron algunos de los ejercicios militares con participación de la OTAN en el mar Negro durante 2021.
Poco antes del inicio del último, el destructor británico Defender violó la frontera rusa cerca del cabo Fiolent, en la península de Crimea. Después de repetidas advertencias, el barco de la patrulla fronteriza disparó tiros de advertencia, igual que hizo un avión de ataque Su-24M, que lanzó bombas a lo largo del curso del Defender.
El presidente ruso, Vladimir Putin, calificó el incidente como una provocación y comentó que el ímpetu militar de Ucrania causa una profunda preocupación para Rusia. A la vez, denunció la expansión de la OTAN hacia el este y señaló que el acercamiento de su infraestructura a las fronteras rusas “es de importancia práctica” para Moscú.
En su mensaje anual ante el parlamento, en abril de este año, el jefe de Estado reiteró el interés de Moscú por mantener buenas relaciones con la comunidad internacional. Pero también llamó la atención sobre el peligro que constituiría cruzar las que llamó “líneas rojas”, para referirse a cualquier amenaza contra la seguridad del país.
Putin advirtió que si alguien percibe las buenas intenciones de Moscú “como indiferencia o debilidad”, sabrá que “la respuesta de Rusia será asimétrica, rápida y dura”.
Subrayó que los organizadores de cualquier provocación contra los intereses fundamentales de la seguridad del país “lamentarán lo que han hecho de una manera que no sienten desde hace mucho tiempo”.
arb/mml
(*) Corresponsal jefe de Prensa Latina en Rusia