Existe la posibilidad de que los funcionarios de la misión diplomática alemana en Kabul puedan regresar a esa instalación, al iniciarse el próximo año, consideró el enviado especial, quien estimó probable su regreso a esa urbe en su actual condición.
La víspera, el presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó que varias naciones de la Unión Europea intercambian sobre las vías para reabrir sus representaciones en Kabul, sin reconocer al gobierno del movimiento Talibán, instalado allí desde septiembre pasado.
Con el anuncio por Estados Unidos de la retirada de sus tropas de Afganistán antes del 31 de agosto, después de 20 años de ocupación, el movimiento talibán reforzó sus acciones combativas y tomó paulatinamente el control de las provincias y de Kabul.
La llegada del grupo armado al poder, en medio de una estampida del ejército afgano formado durante años por la coalición de países occidentales que apoyó la agresión de Estados Unidos en 2001, forzó un cierre urgente de las misiones diplomáticas occidentales.
Washington y varias capitales europeas abogaron por recrudecer las restricciones financieras y el control de la venta de armamentos a Afganistán, en poder de la citada formación armada que ya impuso limitaciones a la actividad de mujeres y otras normas radicales.
Al menos 160 mil militares alemanes pasaron por el país asiático, incluidos 54 que fallecieron.
En los últimos meses, unos mil 100 soldados germanos formaban parte del contingente de nueve mil 500 uniformados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que quedaban en la empobrecida nación, antes de la salida total el 31 de agosto último.
La misión de Estados Unidos y la OTAN es vista en la prensa local como un rotundo fracaso, pues después de dos décadas de intentos de imponer cánones occidentales y desactivar la resistencia del Talibán, este se hizo con el control de Afganistán, donde impuso sus reglas.
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